bilbao - El aeuropuerto de Loiu recibió ayer a 233 niños y niñas de nacionalidad ucraniana, concretamente de Chernobil, que vienen a Euskadi para pasar el verano con familias de acogida vascas. De manos del a asociación Chernobil Elkartea estos menores estarán hasta el 25 agosto repartidos en 125 familias guipuzcoanas, 88 vizcainas y 25 alavesas. Vestidas con trajes típicos de su país y con una bandera ucraniana cuatro niños fueron los primeros en salir por la puerta de llegadas del aeropuerto de Loiu, mientras, en el recibidor les esperaban dantzaris bailando un aurresku rodeados de numerosos familiares que aplaudían y lanzaban besos, deseosos de reunirse con los menores. Mertxe Alonso junto a su marido Txelu y su hijo esperaban con nerviosismo y ganas al pequeño Maxim. Esta familia galdakoztarra llevan 3 años pasando las vacaciones con este niño. “Es uno más, es su hermano de vacaciones”, comentó mientras miraba a su hijo. Todos los veranos se van de vacaciones con su hijo y el pequeño ucraniano, y durante el año mantienen el contacto con el pequeño mediante videollamadas. “Es una experiencia muy buena tanto para él como para nosotros”, afirmaba Txelu Martínez. El que también valora como positiva la experiencia es Carlos Vázquez de Errenteria, quien lleva nueve años acogiendo durante el verano a una niña llamada Ania. Carlos comentó que pese a que la pequeña, por cultura, es muy cerrada en algunos aspectos, poco a poco aprenden uno del otro y tan buena es la experiencia que hay años que también pasa las navidades con la familia errentiarra, aunque tal como afirmó Carlos este año no ha sido posible pasar las fiestas con la pequeña ucraniana. Y es que, hay veces que se crean verdaderas familias numerosas. Es el caso de Joseba Otxoa y su mujer Begoña, que llevan pasando dos veranos con una pareja de niños y seis con una niña. ‘Da pena cuando los niños se van, pero te vas haciendo a la idea’ afirmaba este matrimonio de Boroa que además califica la acogida veraniega de ‘maravillosa’. Estas tres familias se muestran encantadas con la posibilidad de acoger a estos niños durante el verano, y afirman que una vez se van los pequeños siguen en contacto. Esta acogida es posible gracias al programa que puso en marcha Chernobil Elkartea en 1996, que surgió con el objetivo de mejorar la salud de los menores que viven en un entorno contaminado por la central nuclear de Chernobil, sumándole este año la situación convulsa y conflictiva que se está viviendo el país en general en estos momentos.