Ni Elijah Baley ni Daneel Olivaw, el perspicaz detective y su compañero robot de Bóvedas de acero, una de sus grandes novelas lo hubieran hecho mejor. Isaac Asimov, bioquímico y respetado escritor de ciencia ficción, fue capaz hace cincuenta años de hacer un auténtico ejercicio de imaginación, al predecir y adivinar cómo sería la vida en 2014. En un artículo publicado el 16 de agosto de 1964 en el New York Times, este ruso nacionalizado estadounidense escribió un ensayo -Visit the World´s fair of 2014- en el que hizo gala de su intuición e ingenio para retratar un mundo futuro.
Lo que en aquella época parecía otro de sus relatos fantásticos, para la inmensa mayoría de los lectores de esas páginas es hoy, sin embargo, una realidad. Asimov acertó en muchas de sus visiones: naves no tripuladas enviadas a Marte, máquinas que prepararían comida, pantallas de televisión colocadas en las paredes y en tres dimensiones, videollamadas, vehículos inteligentes capaces de llevar al conductor al destino escogido, el aprovechamiento de la energía solar o el aumento de la esperanza de vida gracias a la medicina, son solo algunas de esas notas para el recuerdo legadas por el oráculo de Petrovichi (localidad en la que nació en 1920) y que hoy son revisitadas con admiración por propios y extraños.
Eso sí, también advirtió de los graves peligros que acecharían a la sociedad: el aislamiento de los seres humanos provocado por aprender, trabajar o estar con sus máquinas; y el aburrimiento. Decía en este sentido el prolijo hacedor de historias que "la humanidad sufrirá terriblemente de aburrimiento, una enfermedad que se extenderá cada año y ganará en intensidad. Esto tendrá serias consecuencias mentales, emocionales y sociológicas, y me atrevo a decir que la psiquiatría será, de largo, la más importante especialidad médica en 2014".