LUGO. Los primeros indicios que manejan los agentes encargados del caso apuntan a un nuevo caso de violencia de género.
Fuentes policiales consultadas por Efe confirmaron que los fallecidos son el matrimonio formado por Manuel Gago Rodríguez, de 68 años de edad, y María Elena Rodríguez Quiroga, de 71, cuyos cuerpos fueron hallados por el hijo de ambos.
Fue precisamente el hijo de la pareja quien alertó a la Guardia Civil en torno a las diez de la noche e inmediatamente se puso en marcha un operativo policial para acordonar la zona y se notificó el suceso al Juzgado de Viveiro, que se ha hecho cargo de las diligencias.
Las mismas fuentes policiales indicaron que ambos cadáveres presentaban "impactos de bala" y, por las circunstancias en las que aparecieron los cuerpos, los investigadores trabajan con la hipótesis de que el hombre pudo matar a su mujer a tiros y, posteriormente, quitarse la vida.
De hecho, el cuerpo de la mujer se encontró en la vivienda unifamiliar que ambos compartían, pero el del marido fue hallado en una anexo a la casa, con un disparo en la cabeza y un arma de fuego al lado.
No existían denuncias previas en la Guardia Civil por ningún episodio de malos tratos o violencia de género.
El hombre, un empleado de la fábrica de Alcoa jubilado, arrastraba desde hacía tiempo problemas psicológicos. En los registros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado consta un antecedente de intento de suicidio por su parte.
Este suceso, en caso de que se corrobore violencia de género, sería el tercer caso que se produce en la provincia de Lugo en lo que va de año y el segundo en la comarca de A Mariña.
A mediados de enero, en la localidad de San Cibrao (Cervo), fue detenido un hombre de 52 años por la muerte de su esposa, María José Suárez López, de 44 años de edad, y de su suegra, Adela López Ramos.
María Luisa Jiménez, de 37 años, fue la segunda víctima mortal en la provincia de Lugo por un caso de violencia machista en este 2014.
Su marido, José Luis Cortiñas Romero, de 43 años, supuestamente acabó con su vida a puñaladas a finales de febrero y escondió su cadáver en una zona de bosque del municipio coruñés de O Pino.