MADRID. Que si los molestos "salpicones" de los hombres, que si las colas que provocarían las mujeres que solo buscan retocarse ante el espejo, que sí pero si no hay espacios comunes, que suprimir un baño para ganar espacio no sale a cuenta, que si los "aprovechados" en busca de ligue...

Hosteleros, clientes y turistas tienen mil opiniones y un único consenso: que la nueva ordenanza que posibilita la instalación de un solo servicio público mixto y accesible para personas con discapacidad en bares o cafeterías con una superficie inferior a 200 metros cuadrados y un aforo inferior a 50 personas es una opción nueva, pero no motivará cambios en establecimientos asentados.

El debate lo abrió ayer la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, con la aprobación de la nueva Ordenanza de Protección de la Salubridad Pública, que en el caso de los servicios "mixtos" marca que los locales deben garantizar la utilización de los mismos por separado.

Además, según la norma, tendrán que contar con un inodoro, un lavabo con agua potable corriente, jabón líquido, toallas de un solo uso o secadores automáticos y papel higiénico.

Carmen, que trabaja en el Café del Real -con los tradicionales dos baños-, cree que el modelo mixto-unisex es "incómodo", porque supone más tiempo de espera, y en su caso, un bar de "afluencia", sería un problema.

Y tras apuntar -como gran parte de las mujeres- a los "salpicones" masculinos, admite que, en su caso, hay y seguirá habiendo dos servicios.

En una taberna cercana a la plaza de Isabel II que cuenta con dos baños, su regente, Eduardo, ve "muy mal" la posibilidad de los urinarios unisex y lo explica de forma tajante: los baños de caballero son caballero y los de señoras son señoras".

Argumenta que "se rompe la privacidad" y considera esta medida algo posible "de cincuenta años en adelante": "Habrá restaurantes minimalistas y estrellas Michelín a las que le hagan gracia, no más", agrega.

José Rodríguez, desde la barra de la sidrería El Escarpín, argumenta que es una medida beneficiosa para locales pequeños y cree que entre su clientela habría opiniones de todos los gustos. Quita hierro al asunto: "Si una mujer ahora se equivoca y entra en el baño de caballeros no pasa nada".

Entre los clientes, de todo, y todos con algún pero. A Nekane ni le va ni le viene, pero advierte de que los grandes perjudicados serán los hombres, pues van a afrontar colas más largas ya que las mujeres en ocasiones van al baño realmente a "retocarse".

Aconseja a los que establecimientos que opten por el unisex que redoblen la limpieza, aunque en ese punto asume que "es más rápido limpiar un baño que dos".

Pero a Luis, de edad avanzada, esta posibilidad no le parece "normal". Es vecino del centro, pero oriundo de un pueblecito de Cáceres en la frontera con Portugal, una zona donde, según cuenta, existen pueblos de 30 o 40 personas donde los bares "tienen baño para señora y baño para caballero".

En un corrillo, a Fernando le da igual, le parece "perfecto", y ante el mayor escepticismo del bando femenino, medio con sorna, prosigue: "Es lo que hay".

Su amiga Petri no pone reparos en absoluto -"primero pasa uno y después otro y ya está", pero Maribel solo se lo imagina si hay una pieza para las damas además de inodoro de los caballeros. Y que pase cada uno por su urinario ...

Las asociaciones de consumidores y empresarios de hostelería aseguran que ven con buenos ojos esta medida ya que, a su juicio, favorece a los empresarios sin perjudicar a los clientes.

El director de la Asociación Empresarial de Hostelería de la Comunidad de Madrid La Viña, Juan José Blardony, ve "correcta" la ordenanza porque, a su juicio, responde a la demanda de la asociación para reducir las "exigencias" normativas a los establecimientos hosteleros.

Al portavoz de la Confederación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de Madrid (CECUMadrid), Antonio López, no le parece mal la medida adoptada por el Ayuntamiento de Madrid, siempre que garantice unas normas mínimas para que no se produzcan situaciones "extrañas".