Bilbao. "El sistema no funciona. Es un escándalo que unas pocas personas, con nombre y apellidos, dispongan de tanto dinero como 3.500 millones de personas", explica a DNA Teresa Cavero. Esto se lo están repitiendo a unos 2.500 participantes, entre ellos unos 40 jefes de Estado y directivos de empresas multinacionales, en la reunión anual del Foro Económico Mundial que hasta mañana se celebra en Davos (Suiza).
¿Los datos que han presentado en el informe son demoledores?
Son muy fuertes porque ponen en evidencia lo que está ocurriendo con la distribución de la riqueza en el mundo. La mitad está en manos de solo el 1% más rico de la población. Mientras la mitad más pobre de la población mundial posee la misma riqueza que las 85 personas más ricas del mundo (3.600 millones). Las cifras son demoledoras, pero lo que nos cuentan es la realidad en la que estamos viviendo.
¿Esta injusticia es sostenible?
No. Nosotros lo que hacemos es llamar la atención sobre los datos y la tendencia de aumento de esta desigualdad porque es algo que se viene produciendo desde los años 80, aunque realmente se ha disparado de manera exponencial desde el comienzo de la crisis. Estos niveles de desigualdad son éticamente inaceptables y desde el punto de vista económico insostenibles.
Se ha pasado de la desigualdad insoportable a la desigualdad repugnante. ¿La crisis es la única culpable?
No, no hay que echarle solo la culpa a la crisis, igual que tampoco a un único gobierno. Justamente lo que perseguimos es advertir del hecho de que esta concentración de riqueza no es fortuita. En los años 80 se tomaron una serie de decisiones políticas en los ámbitos domésticos e internacionales. Decisiones que tienen que ver con la desregulación de la actividad financiera, con la opacidad de las operaciones, con la existencia de paraísos fiscales, con la reducción de los tipos impositivos sobre las rentas más altas... que han posibilitado la concentración de la riqueza en las manos de unos pocos individuos.
La crisis está beneficiando a los ricos
Sí. Cuando se mira lo ocurrido con el 10% más rico de la población y lo sucedido con el 40% más pobre en muchos países, en prácticamente todos, es que ese 10% más rico ha visto crecer su fortuna en estos 30 años, pero con la crisis en los últimos ocho años ese enriquecimiento ha aumentado de manera exponencial.
En su informe hablan de secuestro de la democracia por las élites financieras ¿Es así?
Sí. Que esto sea así no es casual. Es el producto de decisiones políticas dirigidas a favorecer los intereses de estas minorías con gran poder económico. Esa es la realidad actual. El que la riqueza mundial esté en manos del 1% de la población lo que nos dice es que las democracias, por muy bien intencionadas que sean, por muy bien que estén funcionando, difícilmente pueden hacer frente a unos intereses tan grandes de esas minorías, con nombres y apellidos. Ellas son las que al final dictan las agendas políticas en los países y en el ámbito internacional.
¿También en el Estado español?
Sí. Trabajamos muchos para que se beneficie una minoría de la sociedad y los gobiernos trabajan solo a favor de una minoría. En España hemos querido enfatizar la novedad del informe haciendo hincapié en que los poderes económicos están influyendo y secuestrando las democracias, los procesos y las decisiones políticas. En el caso del Estado lo vemos todos los días
¿En qué?
En las medidas adoptadas por los sucesivos gobiernos -tanto socialistas como populares- en temas fiscales, los recortes por la crisis del gasto en políticas públicas son medidas que perjudican a la mayoría de la sociedad y que benefician solo a quienes tienen patrimonio, a las grandes empresas que terminan por no tributar, no contribuir a un sistema porque no lo necesitan. Ellos accederán siempre a unos servicios privados que podrán permitirse.
¿Entonces para qué ir a votar?
Para que las cosas cambien. Hay que hacer un trabajo en distintos niveles. Por un lado, en las urnas. Parte de la solución no está en llevarse por delante el sistema democrático, sino en reforzarlo.
¿Cómo percibe la ciudadanía a la élite política?
Hemos realizado desde Oxfam una encuesta para tantear el nivel de sensibilidad que hay hacia los temas de fiscalidad en concreto. Una de las preguntas iba dirigida a la percepción existente sobre cómo se diseñan las leyes y cómo se toman las decisiones. Lo cierto es que en los seis países en que hemos hecho la encuesta una mayoría opina que las leyes favorecen a los intereses de los más ricos; en el caso de España, son ocho de cada diez personas las que están de acuerdo con esta percepción.
¿Sirve de algo este tipo de denuncias? ¿Cree que les harán caso?
Sí tiene un impacto. Pensamos que servirá para ayudar a tomar decisiones. Ojalá todo dependiera de un informe y de que los medios de comunicación lo publiquen y que lo escuchen los políticos y quienes están en Davos. Es cierto que hay unos enormes intereses creados, pero sí hemos visto en los últimos años que la crisis lo que ha puesto sobre la mesa es la disfuncionalidad que hay con el actual sistema financiero y fiscal. Ha habido ya algunas iniciativas en el seno de la Unión Europea, en la OCDE de los países más ricos que apuntan a que sí se puede avanzar en pro de una mayor transparencia y de unos sistemas fiscales más justos.
Los ricos y los responsables de las políticas económicas, ¿cree que también les oyen?
Sí. Este año será la directora de la organización Winnie Byanyima, junto con Stiglitz quienes presentarán el informe en el Foro Económico Mundial. Por otro lado, algunas de las personas que están reunidas en Davos hasta el sábado como el millonario estadounidense Warren Buffet o el propio Soros, que fue el promotor del Foro, son personas que han dicho públicamente que ellos estarían dispuestos a pagar unos impuestos mucho más altos y realmente esto es lo que debiera ocurrir con las grandes fortunas. Es impensable e inadmisible que personas con menos capacidad económica estén pagando proporcionalmente unos impuestos muchos mayores que quienes tienen enormes cantidades de dinero. No tiene ningún sentido.
¿Las grandes fortunas en el Estado generan riqueza?
No. En el momento en el que buena parte de las inversiones son puramente especulativas, que se basan en generar ganancias gracias a los cambios de precios de un día para otro, sin que eso se transforme en un verdadero intercambio de compraventa, ahí no se genera riqueza. Hay un aumento de valor de acuerdo a unos índices en un ordenador. Esto ocurre cuando hay operaciones financieras. Por otro lado, gran parte de esos capitales están en paraísos fiscales. Ya sean en bancos en Suiza, en Andorra, en alguna de las islas del Pacífico o en islas del Canal en el Reino Unido, cuando no en la City de Londres. Ahí hay un agujero que está minando la capacidad de los Estados de llevar a la práctica las políticas y el trabajo que tienen que hacer.