DONOSTIA. Sin embargo, no llegó a abandonar la planta porque levantó las sospechas del personal del centro, que avisó al servicio de seguridad y fue retenida hasta la llegada de la Ertzaintza.

A raíz de este segundo caso, el gerente del Hospital Donostia, José Manuel Ladrón de Guevara, ofreció el pasado martes una rueda de prensa en la que explicó que el centro había revisado y reforzado los protocolos de seguridad hace 16 meses, después del secuestro del primer bebé, de forma que actualmente los padres no pierden el contacto con el niño, ya que la prueba del talón y la hipoacústica, que determina si existe sordera congénita, se realizan ahora en la habitación.

En su comparecencia, Ladrón de Guevara aclaró que los padres también pueden acompañar al bebé en caso de que sea necesario que se le practique alguna prueba complementaria en otro servicio y, si esto no fuera posible, el personal sanitario debe identificarse ante los progenitores.

No obstante, insistió en que la seguridad del bebé tiene que ser una cuestión de responsabilidad compartida y que los padres tiene que mantener un contacto visual constante hacia su hijo.

Mientras se instruye todavía este segundo caso de intento de robo de un bebé, la Fiscalía de Gipuzkoa ya ha calificado para juicio el primer robo de un recién nacido como un delito de detención ilegal por el que reclama tres años de reclusión para la acusada.

En su escrito de acusación, al que hoy ha tenido acceso Efe, el Ministerio Público recuerda que los hechos se produjeron la madrugada del 25 de septiembre de 2012, cuando la procesada accedió a la cuarta planta del Hospital Donostia en la que se encuentra la maternidad y "comenzó a deambular por los pasillos", donde fue detectada por las enfermeras del turno de noche que dieron aviso al servicio de seguridad y la sospechosa fue desalojada de las instalaciones.

El texto precisa que, a pesar de ello, sobre las 05.15 horas, la imputada regresó al hospital alegando ante los encargados de seguridad que "necesitaba ir a urgencias de ginecología", si bien mientras se hallaba en la sala de espera "se dio a la fuga", subió nuevamente a la cuarta planta y entró a una de las habitaciones de la maternidad donde dormían los padres de una niña nacida dos días antes.

La acusada se excusó entonces ante otra pareja que compartía habitación con los padres de la niña robada, dijo que era la tía de la recién nacida y que se tenía que llevar a la pequeña para una "revisión".

A continuación, detalla el documento de la Fiscalía, "salió por la puerta del hospital llevando en brazos al bebé y cogió un taxi". Posteriormente, sobre las 07.00 horas, acudió al Ayuntamiento, se aproximó a un guardia municipal, le pidió "ayuda para su bebé porque tenía hambre" y se lo entregó sin que la pequeña sufriera daño alguno.