Madrid. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acudía ayer a la primera reunión del PP del año con la idea de hablar de recuperación económica, marcar la ruta para las europeas y volver a advertir de que no habrá consulta catalana. Pero por el camino se encontró con la reforma de la ley del aborto. Él no sacó el tema; la secretaria general, María Dolores de Cospedal, tampoco, pero esta vez los barones no fueron tan comedidos como en otras ocasiones -habitualmente sólo hablan de un asunto si el jefe lo comenta antes- y pusieron sobre la mesa esta ley que también tiene detractores dentro del PP.
De abrir la veda se encargó el presidente extremeño, José Antonio Monago. No en vano ha sido, hasta ahora, el más explícito entre los populares criticando la reforma y este pasado martes protagonizó un duelo mediático con el valenciano Alberto Fabra, que le instó a dar la cara en esta reunión. Monago recogió el guante. Y fue el primero de un grupo de dirigentes que, con posiciones más o menos críticas, dieron a entender al presidente que, "aunque sea complicado, esto del aborto hay que hablarlo".
La política debe hacerse "para las personas como son, no como deberían ser", sugirió Monago parafraseando a un ministro alemán, para después pedir a Rajoy que trate de buscar consenso en un asunto tan delicado como éste. Un reclamo al que se han sumado los otros dos barones abiertamente críticos: el gallego Alberto Núñez Feijóo y el castellanoleonés Juan Vicente Herrera. Y como no podía ser menos, también ha tomado la palabra una histórica en esto de ir a la contra cuando se trata del aborto: Celia Villalobos.
Sin rodeos, la vicepresidenta del Congreso pidió a Rajoy que permita libertad de voto cuando se vote el proyecto de ley. En principio lo tiene difícil: Cospedal ya ha dicho que "hoy por hoy" el partido no se lo plantea, y ni Rajoy ni otros en la reunión respondieron a su ruego. El propio presidente del Congreso, Jesús Posada, remarcó que no hay posibilidad reglamentaria [artículo 85.1] de someter a votación secreta en el Congreso el futuro proyecto de ley orgánica de protección de los derechos del no nacido y de la mujer embarazada, actualmente en fase de anteproyecto y pendiente de informe de los órganos consultivos.
compromiso de partido Tras escuchar a unos y a otros -incluido el riojano Pedro Sanz, contrariado porque la interrupción del embarazo eclipsara el mensaje económico y electoral-, Rajoy entró, finalmente, en el tema. Como había hecho previamente el padre de la reforma y ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, el presidente español defendió el proyecto de ley, recordó que es un compromiso del partido y después cedió a las peticiones y prometió que la reforma se hablará dentro del partido. El presidente Rajoy ha solicitado al ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que escuche a los barones del PP para mejorar y enriquecer el texto de reforma de la ley de aborto. Eso sí, les ha dado un toque a todos y les ha pedido que dejen de polemizar en público sobre este asunto. Le han hecho caso, al menos al salir de la sede del PP; pocos se volvieron a mojar con el tema y la mayoría se empeñó en asegurar que el aborto no causa ni causará fisuras en el partido. El propio Ruiz-Gallardón dijo que su despacho "está abierto" para hablar, aunque también defendió ante los discrepantes que el Gobierno español tiene la legitimidad de las urnas para hacer una reforma que es "humanista y da más derechos a las mujeres".
María Dolores de Cospedal, por su parte, se abstuvo de dar su opinión personal sobre el texto y, en concreto, sobre la eliminación del supuesto de malformación del feto y recordó a los periodistas que cuando habla desde el estrado de la calle Génova lo hace como secretaria general. Al final, el primer Comité de 2014 ha sido uno de los más largos de los últimos tiempos y ha tenido como protagonista un debate que los convocantes no tenían intención de tratar.