Bilbao. La copa no desborda aún. Por delante quedan al menos cinco años para que las autoridades europeas puedan conceder, o no, la IGP (Indicación Geográfica Protegida) a los viticultores de Burgos que persisten en lograr un reconocimiento para su vino. Y es que, tal y como avanzaban recientemente desde la principal bodega de Miranda de Ebro, el trabajo administrativo para solicitar la concesión de esa distinción -de menor calidad que la Denominación de Origen (DO) que luce el txakoli- ya ha comenzado.

Este anuncio no pilla por sorpresa a los representantes de las tres DO vascas -Bizkaiko txakolina, Getariako txakolina y Arabako txakolina- ya que según apuntaban, los productores burgaleses de vino cuyas cepas están desperdigadas entre Miranda de Ebro y Las Merindades comunicaron hace ya unos años su intención de emprender este camino. "Están en su derecho de hacerlo. Y nosotros también estaremos en el nuestro de oponernos", valoraban fuentes consultadas en Bizkaiko txakolina.

No obstante, y sin querer adelantar acontecimientos ya que se desconocen los detalles de la solicitud burgalesa, responsables de esta Denominación de Origen mostraban su convencimiento de que la respuesta de las tres DO y del propio Gobierno vasco sería unitaria. Además, apostillaban, este tipo de trámites son competencia de la Administración, burgalesa en este caso, y no de una agrupación vitivinícola.

Sin proyectos "Iniciar una gestión tan larga, de cinco años, en Bruselas se dice muy fácilmente pero luego hay que contrastar y demostrarlo", subrayaban desde Bizkaiko txakolina. De hecho, los mismos productores de Burgos reconocían que "la institución provincial no ha llegado a desarrollar los proyectos de investigación sobre el chacolí prometidos hace varios años. En todo caso no hay prisa porque primero se aspira a ir consolidando la producción en el norte de Burgos", subrayaban desde la bodega vinícola mirandesa.

Un manojo de apreciaciones confusas, vagas e indefinidas en su contenido ya que en ningún momento hacen referencia los productores burgaleses a cuál sería la marca -el nombre- del vino para el que dicen haber solicitado la IGP. Eso sí, recalcaron que no quieren "invadir nada ni imitar al txakoli del País Vasco". No en vano, tal y como dictaminó Bruselas hace ya un par de años, ese nombre es término protegido, de uso exclusivo para las tres Denominaciones de Origen vascas, una por cada Territorio Histórico.

Todo ese proceso para solicitar la IGP estaría en una fase muy preliminar, si bien de desconoce en qué se concreta esa gestión y qué papel estarían jugando en este asunto las administraciones burgalesas -la Junta de Castilla y León, así como la Diputación- que, al parecer, estarían ofreciendo apoyo a los socios de la asociación para buscar el reconocimiento europeo para su vino.