biarritz. Los equipos de rescate de Biarritz prosiguieron ayer la búsqueda de una mujer desaparecida en la costa tras ser arrastrada junto a otra persona por el fuerte oleaje cuando observaban el temporal que sacude al litoral. Por su parte, la Guardia Civil encontró también ayer el cadáver de una de las tres personas que fueron arrastradas el lunes por una gran ola en Valdoviño (A Coruña), en tanto que no se han hallado indicios del paradero del pescador desaparecido el viernes en una playa del municipio coruñés de Ribeira. En Gipuzkoa, aunque los daños han sido menores, el temporal ha dejado secuelas en los puertos de Mutriku, Zumaia y Donostia, donde hay cuantiosos desperfectos en restaurantes, pequeños negocios y diverso mobiliario urbano.
El subprefecto de Bayona, Patrick Dallennes, insistió ayer en que "hay que ser muy vigilantes" y no acercarse a la costa. Dallennes explicó que las fuerzas del orden evacuaron el lunes a unas cincuenta personas de una zona de la costa de Biarritz muy próxima al lugar en donde se registraron varios incidentes. Muy cerca de esa zona, el mar arrastró el domingo a dos personas, aunque una de ellas, un hombre de unos 30 años, pudo llegar hasta la playa y fue ingresado en un hospital en estado grave. La segunda, una mujer, sigue desaparecida.
El temporal marítimo, por el que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) activó la alerta roja (de riesgo extremo para las personas), provocó una fuerte ola en la playa próxima al faro de A Frouxeira que causó la muerte de Rodrigo Pena, de 67 años, y la desaparición de Juan Bedoya, de 50 años, y su hija Patricia, de 25.
Por otra parte, en Donostia, el Ayuntamiento no tiene aún una valoración de daños, pero se ha confirmado que el restaurante Kaskazuri, ubicado en la confluencia del paseo de Salamanca con la calle Aldamar, es el negocio que mayores daños ha sufrido, con importantes destrozos en su interior, si bien también han resultado afectados otros dos negocios más pequeños de la misma manzana, y algunos portales por la entrada de agua de mar.
La parte alta de la calle Aldamar y el paseo de Salamanca, en la desembocadura del río Urumea, donde están las últimas edificaciones antes de iniciarse el turístico Paseo Nuevo, que discurre por bordeando el monte Urgull, apareció también bañado por el agua salina y desierto, por la retirada de vehículos y el "barrido" de mobiliario urbano causado por el fuerte oleaje. Farolas, señales, contenedores y hasta las máquinas expendedoras de tiques quedaron arrasadas .