Dublín. La primera ley del aborto en la historia de Irlanda entró ayer en vigor para permitir la interrupción del embarazo cuando la vida de la madre corre peligro, incluida la amenaza de suicidio, supuestos que han generado recelos entre los sectores más conservadores en un país mayoritariamente católico.
No obstante, la llamada Ley de Protección de la Vida durante el Embarazo 2013, ratificada en julio por el presidente irlandés, Michael D. Higgins, seguirá siendo una de las más restrictivas de Europa, pues continuará prohibiendo el aborto en casos como violación, incesto o anormalidad del feto. En consecuencia, los partidarios de una normativa más liberal sostienen que miles de mujeres de este país -unas 4.000 durante el pasado año- seguirán viajando al extranjero para interrumpir sus embarazos, mientras que sus detractores advierten de que abrirá la puerta a lo que denominan "abortos a la carta".
Sea como fuere, la nueva ley del aborto es la primera que se redacta en la República de Irlanda desde su fundación en 1921. Ninguno de los sucesivos Gobiernos fue capaz de erigir un marco jurídico para este delicado asunto, hasta que al actual Ejecutivo de coalición entre conservadores y laboristas le estalló un caso que conmocionó al país en octubre de 2012, el de la muerte de una embarazada con septicemia en un hospital debido a que los médicos se negaron a practicarle un aborto.
Durante décadas, el aborto ha sido ilegal en Irlanda menos cuando la vida de la madre estaba en riesgo, pero sólo se recogía de manera vaga en la Constitución y estaba, además, sujeto a la interpretación de los médicos. Por contra, la nueva ley establece con más claridad en qué casos se autorizará la interrupción del embarazo cuando la vida de la madre esté en peligro.