BILBAO. Una patrulla de la Ertzaintza observó en la madrugada de ese día que un turismo se detuvo en el conocido como Puente de Calatrava de Ondarroa y que un hombre que descendió de su interior tiró al agua una caja de aspecto metálico que extrajo del maletero.
Los ertzainas interceptaron el vehículo y comprobaban que en su interior viajaban tres jóvenes, quienes, a preguntas de los agentes, no ofrecieron una explicación convincente sobre lo que habían tirado al agua.
Pese a ello, los policías les dejaron marchar al no encontrar en el coche nada que les pareciera sospechoso.
Ese mismo día, la Ertzaintza fue informada por un responsable del instituto de la localidad de que se había cometido un robo en el centro, del que sus autores se habían llevado una caja fuerte, varios teléfonos móviles, un disco duro y cierta cantidad de dinero.
Más tarde, un responsable de la Escuela de Pesca de Ondarroa comunicó a la Ertzaintza de que en su local también habían sufrido un robo y que echaban de menos varios ordenadores portátiles y un proyector, entre otros bienes.
Los agentes recordaron, entonces, lo ocurrido durante la madrugada y solicitaron la intervención de un equipo de buceo de la Ertzaintza para recuperar lo que los jóvenes habían tirado al agua, que resultó ser una caja fuerte con un teléfono móvil en su interior.
Un responsable del instituto de la localidad reconoció ambos objetos como parte de lo robado en el centro.
Ante ello, los ertzainas responsables de la investigación contactaron con los tres jóvenes detenidos y les solicitaron que se personaran en dependencias policiales.
Los jóvenes acudieron a comisaría con diversos objetos, entre ellos tres ordenadores portátiles, un proyector, un teléfono móvil, un disco duro y varios cientos de euros en metálico, todo ello fruto del robo en los locales citados.
Los jóvenes, que informaron a los agentes de cómo habían cometido los robos, quedaron detenidos, según han indicado las mismas fuentes.