BARCELONA. El agente ha comparecido hoy durante casi dos horas ante la juez que investiga la muerte de Benítez, que le ha imputado por un delito de obstrucción de la justicia y que ha dejado la puerta abierta a acusarle también por los demás delitos de los que se acusa a los otros ocho agentes: contra la vida y por coacciones.
Según han informado fuentes judiciales, el noveno mosso imputado ha asegurado ante la juez que limpió la sangre a iniciativa propia, por higiene y porque así se lo enseñan en la escuela de policía, después de comprobar que la zona no había quedado limpia del todo pese a que otro agente -que también está imputado- había arrojado agua minutos antes para eliminar el charco de sangre del suelo.
El mosso se ha desvinculado de la operación para reducir a Benítez, al asegurar que no intervino y que prácticamente no la vio, porque se centró en contener a los vecinos.
No obstante, ha admitido que, cuando Benítez ya estaba reducido y aún ofrecía resistencia, ayudó a trasladar al empresario al vehículo policial, donde sospechó que el empresario simuló un desmayo, ante lo que, en vez de tomarle el pulso, le apretaron en un "punto de dolor", como ha afirmado que les enseñan en la academia policial.
Al no reaccionar Benítez, avisaron a los médicos, que le trataron de una parada cardiorrespiratoria por lo que, cuando posteriormente procedió a lavar el charco de sangre, ya sabía, según ha reconocido, que Benítez había sufrido esta parada, de la que se había recuperado en primera instancia.
En su declaración ante la juez, el mosso también ha admitido que no tomaron ninguna muestra ni realizaron ninguna fotografía del lugar donde había el charco de sangre porque no lo vieron necesario.
De hecho, en el auto de imputación, la juez desmonta las alegaciones ofrecidas hoy por el agente al entender que lavar la sangre no obedecía ni a razones de "salubridad, higiene o protocolos de actuación", ya que con ello se procedió al "borrado o alteración" de unos "rastros o vestigios" de un posible hecho delictivo.
Además, según fuentes judiciales, en poder de la juez obra un informe en el que se confirma que ningún responsable del operativo policial llamó a los responsables del servicio de limpieza municipal BCNeta para que limpiaran la zona tras el operativo.
Durante el interrogatorio, el mosso también ha explicado que una agente le dijo que se dirigía hacia un bloque de pisos para ver qué vecino estaba arrojando piedras hacia los agentes -pese a que no se ha podido acreditar el lanzamiento de objetos-.
La siguió unos metros hasta que vio cómo la mosso hablaba tranquilamente con una vecina que, por su imagen, no despertó sus sospechas, por lo que ya no subió hacia el rellano.
Precisamente, la juez está tratando ahora de descubrir si esta agente -que el mosso que hoy ha comparecido ha identificado- es la que subió al piso de una testigo, de origen francés, que borró las fotos que había tomado de la actuación policial ante la presencia de la agente en su casa.
La juez tiene previsto tomar declaración a esta testigo el próximo martes, 3 de diciembre, en una sesión en la que la instructora no descarta practicar una prueba de reconocimiento para que pueda identificar a esta mosso.
A diferencia de lo que ocurre con los otro ocho mossos imputados -que han sido apartados del cuerpo de la policía catalana-, la juez no ha adoptado ninguna medida cautelar en contra de este noveno mosso, que sigue actuando como policía aunque ha sido cambiado de destino.