vitoria. Solo en el País Vasco hay más de 30.000 personas anticoaguladas -es decir, fundamentamente tratadas con Sintrom- que no están bien controladas. El estudio FIATE que analiza la situación actual del paciente con fibrilación auricular, -un tipo de arritmia- en España, desvela que una proporción significativa de enfermos que toman medicación anticoagulante clásica están expuestos a un mayor riesgo de padecer un ictus o una hemorragia grave. Según se puso ayer de manifiesto en la jornada Ictus, tú eres el protagonista, -un proyecto que tiene por objetivo educar a los pacientes anticoagulados y a los profesionales de la salud-, el Sintrom, con más de 50 años de vida, sigue siendo el medicamento más utilizado como anticoagulante oral para la prevención de ictus, a pesar de que existen nuevos anticoagulantes más efectivos y con menos contraindicaciones.

El doctor Iñaki Lekuona, jefe de servicio de cardiología del Hospital Galdakao y del Hospital Quirón, aseguró que "el objetivo del tratamiento anticoagulante clásico debe ser mantener al paciente en rango terapéutico. En la actualidad existen estrategias alternativas para aquellos pacientes en los que no se consigue mantener un INR estable, entre 2 y 3, para prevenirles contra al ictus. Además los nuevos anticoagulantes tienen ventajas porque requieren menos controles". De hecho, el Sintrom requiere precauciones con la dieta y otros fármacos y precisa controles periódicos, algo que se evita con la nueva generación de terapias.

En España se produce cada año una media de 94.000 ictus y se contabilizan más de un millón de personas con fibrilación auricular, la arritmia cardiaca más común y una de las principales causas de ictus. Alrededor del 80% de los pacientes con esta patología recibe tratamiento anticoagulante, en su mayoría con la medicación clásica.

Según el doctor José Antonio Quindimil, médico de familia y coordinador del grupo cardiovascular en Osatzen, "el control de la anticoagulación es un aspecto vital en la atención clínica de estos pacientes ya que el hecho de permanecer fuera del rango óptimo expone al paciente a más riesgo de ictus o hemorragia". "Sin embargo -añadió- resulta compejo mantener estables a algunos pacientes que reciben el tratamiento anticoagulante clásico".