Bilbao. Catedrática de Derecho Penal de la UPV/EHU, Adela Asua ha realizado numerosos trabajos de investigación, entre ellos algunos dedicados a delitos y agresiones sexuales desde una perspectiva de género. Desde enero de 2011, Asua es la vicepresidenta del Tribunal Constitucional.
Celebración del X Foro para la Igualdad, ¿a qué conclusiones han llegado en esta edición?
Sabemos que se ha avanzado bastante. Sin embargo, insisto en que hay que tener en cuenta que determinados hechos que denunciamos como ilustrativos de esa falta de igualdad hay que combatirlos siendo conscientes de que existe una raíz de convenciones culturales que están muy arraigadas. Esos patrones son los que hay que descubrir, reconocer y cambiar. Eso en gran medida está en el inconsciente colectivo, por lo tanto la educación sigue siendo uno de los aspectos más importantes en este sentido.
¿En qué aspectos hay más reticencia a la hora de avanzar?
Aunque en teoría todos estamos de acuerdo en los principios de igualdad, en la práctica no es tan fácil. Destaco como muy llamativo que, estando de acuerdo en este campo los políticos a la hora de asignar cargos, como miembros del Tribunal Constitucional, no suelen nombrar a mujeres, como ha pasado en la última renovación de cuatro.
Tan solo son dos mujeres en el Tribunal Constitucional. ¿En un futuro tendrán más visibilidad?
Tendremos que tener más presencia si realmente normalizamos las situaciones profesionales. Aquí hay muchos factores que abocan en esos resultados de no presencia de las mujeres. El inconsciente hace que donde ha habido más hombres, siga habiendo más hombres. Es necesario ser conscientes de que hay elementos que no son expresamente voluntarios pero que funcionan para ocultar que hay mujeres que pueden desempeñar ciertos puestos.
En puestos de responsabilidad, como en política, las mujeres tienen poca presencia.
Es complicado en el sentido que si no se hace un ejercicio de reflexión y de reconocimiento de que hay un fallo, tampoco se puede prosperar. Primero hay que reconocer el fallo y asumir que no es lógico ni justo que los representantes de la ciudadanía hayan sido durante tanto tiempo solo los que provienen de una parte de la ciudadanía. Una sociedad es más democrática cuando mejor tiene representados entre sus órganos políticos a personas de todos los sectores de la sociedad.
¿La ley de igualdad funciona o es simple teoría?
Las leyes no hacen la realidad al minuto siguiente pero tienen poder de configuración. Durante siglos las leyes han mantenido las diferencias y desigualdades. Cuando las leyes decidieron que se terminaba con ciertas discriminaciones, todo cambió. Ahora, las leyes de igualdad realizan una importante transformación de concepciones culturales.
Después de estos avances, ¿cree que es posible un retroceso?
Puede y lo está habiendo. Hay sectores de actividad donde las mujeres han desarrollado un trabajo no reconocido en los índices económicos hasta ahora, y donde han aportado su esfuerzo y actividad a la vida familiar. Esto les ha impedido estar en otros lugares y ahora se ven afectadas por la crisis. En el presupuesto de 2014, la Ley de Dependencia ha sufrido un 45% de recorte. Los recortes laborales también afectan a trabajos a dedicación parcial, que son los clásicos realizados mujeres.
¿Entre mujeres faltamos nosotras mismas a esa igualdad en base a patrones culturales?
Nosotras hemos asumido roles que implicaban subordinación o repartos desigualitarios. Hemos renunciado a nuestro propio desarrollo completo pensando que nuestro valor está en desarrollar solo una parte. Los patrones sociales se han desarrollado de acuerdo con la visión masculina porque ellos establecían las leyes. Las raíces son muy profundas, y ahora hay otros peligros que presionan a la mujer para que siga siendo atractiva al hombre y para que asuma valores clásicos.
¿Una consecuencia de la falta de igualdad es la violencia de género?
La violencia de género es una consecuencia dramática de esas concepciones culturales que consideraban que la mujer tiene que obedecer al hombre. Hasta los años 90, en las leyes se titulaba a la mujer de manera particular, por ejemplo respecto a agresiones sexuales por razón de su honor. La idea de que la mujer tiene su honor en su castidad es una cosa que parece antigua, pero hasta hace poco no se reconocía que quien atacaba a la mujer no atacaba a su libertad, sino al honor de la familia. Lo que pasa en otros países que no son democráticos es una caricatura de lo que aquí ocurría antes: la exclusión de la mujer en la educación y su participación en la política. Es una caricatura pero algunos rasgos estaban y siguen estando en nuestra cultura.