Prejubilada de la banca y viajera empedernida, Pilar Vera perdió a una sobrina de 30 años en el accidente aéreo que enlutó Barajas el 20 de agosto de 2008. Por su memoria y la de todas las personas que viajaban en el avión, abandera la lucha de la Asociación de Afectados del Vuelo JK5022 "en favor de todos los usuarios del transporte".
El archivo de la causa penal no ha logrado que se den por vencidos.
La asociación ha presentado un recurso ante el Tribunal Constitucional, que está fundamentado, por una parte, en la vulneración de derechos personales de las familias y, por otra, en que la Audiencia Provincial de Madrid se aparta de la jurisprudencia imperante en España que propone el juez instructor de la causa y que dice que cuando hay indicios de homicidios negligentes, tiene que celebrarse juicio. Esto no es un recurso de pataleta, es un recurso serio y fundamentado jurídicamente. No entendemos cómo es posible que la tragedia del vuelo JK5022 se quede sin un juicio.
¿Confía, en su fuero interno, en que finalmente se haga justicia?
Después de cuatro años de estar dejándonos la vida en el Juzgado de instrucción número 11 de Madrid que investigaba las causas penales, después de que el juez propusiera un juicio oral contra los dos técnicos de mantenimiento, después de que en abril de 2011 teníamos a tres directivos imputados, que el juez desimputa en diciembre del mismo año sin saber por qué, ¿qué confianza podemos tener? Seguimos peleando porque los jueces son humanos y pensamos que a veces lo que no ven unos ojos lo pueden ver otros desde otro punto de vista.
Sostienen que una cadena de errores causó el accidente.
El certificado de aeronavegabilidad del avión vencía el 22 de julio de 2008 y lo prorrogaron un mes. La palabra prórroga no existe ni en la normativa española ni europea. El avión se estrelló dos días antes de que se acabara esa prórroga y encima ni lo inspeccionaron. El 22 de julio ese avión tenía que estar en parada completa, es decir, tenían que haberlo metido en un hangar, desarmarlo y volverlo a montar porque le tocaba una revisión total, tanto de documentos como técnica.
Sin embargo, han atribuido la responsabilidad a los pilotos fallecidos.
Que me diga la Audiencia Provincial de Madrid que los pilotos fueron los culpables es echarle mierda a unas personas que fueron víctimas exactamente igual que los pasajeros. Porque si a esta gente cuando está corriendo por la pista para levantar el avión le llega a sonar la alarma, el TOWS, abortan el despegue y aquí no habría pasado nada. El problema está en que la sonda de temperatura dependía de un relé y de ese relé también dependía el TOWS. Lo anularon y los condenaron a muerte.
Con lo que dice cuesta entender que no haya ningún otro responsable.
El problema radica en la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil, que pertenece a Fomento y que en todos los informes que hace le echa la culpa al muerto. Es penoso que de las 33 recomendaciones que hace en el informe oficial de la tragedia 29 se las haga a organismos internacionales sobre los que no tiene ninguna competencia. Y a Aviación Civil y a AENA y a los organismos que son compañeros suyos en la estructura del organigrama no les llama la atención por nada.
Cinco años después, ¿qué secuelas padecen los supervivientes y los familiares de las víctimas?
Fueron 18 supervivientes y al menos hay dos personas que cinco años después siguen con operaciones. A nivel psicológico, ninguno está bien y menos en esta época. Respecto a las víctimas, en algunos casos desaparecieron familias enteras. El estado de ánimo de su entorno es fácilmente imaginable.
Pese a todo, no abandonan su lucha.
Ni el Estado ni el Gobierno ni nadie ha hecho nada. E incluyo a la administración judicial, que nos negó lo único que nos podía serenar el alma, que era un juicio oral. Esa impotencia se calma uniendo las fuerzas en una única dirección. Quien ha padecido una tragedia como esta, aparte de que se queda marcado de por vida, siente que trabajando está haciendo algo por la persona que ya no está aquí. No es bueno quedarte en casa, llorar, esperar a que la justicia te visite, porque la justicia está oculta en los despachos. Hay que derribar las puertas, entrar y buscarla. Por eso la mayoría de las tragedias en cualquier parte del mundo no terminan con buen resultado, por lo difícil que es sacar a la justicia de su guarida.
Denuncian que el trato que recibieron los familiares tras el accidente fue "inhumano e indigno".
Por allí no fue el presidente del Gobierno ni la ministra de Fomento. Nos recogieron en un hotel auditorio donde se celebraban bodas, bautizos y convenciones. Estábamos esperando a que identificaran a los nuestros y allí había una fiesta permanente. No era lo más apropiado, habiendo casi 90 carbonizados, que los llevaran a un pabellón del Ifema con más de 40 grados en Madrid. Eso también fue maltrato psicológico. Las listas de pasajeros tardaron hasta 30 horas en confirmarse. Fueron 16 días de sufrimiento esperando a que identificaran a las personas. En Ifema dejaron entrar a todo el mundo, se metieron de todas las religiones, vendedores de enciclopedias, robaron a la gente... Aquello fue una verbena, fue dramático. El fin de fiesta de la indignidad fue que se metieran en el hotel los persigue ambulancias, los comisionistas de los despachos americanos, con contratos en inglés captando a personas que emocionalmente estaban rotas.
Para evitar que eso se repita su asociación ha participado en la elaboración de un plan de asistencia a las víctimas de accidentes aéreos.
Este plan, aprobado por el Ministerio de Fomento y que se va a extender a las víctimas del ferrocarril, corona cuatro años de lucha. Moralmente no podíamos permitir que volviese a ocurrir esto y les trataran como a nosotros. También estamos hablando con el Ministerio de Justicia para que en el Estatuto de la Víctima se contemple lo mismo que en Estados Unidos, que ocurrida una catástrofe ningún profesional se acerque a las familias hasta pasados 45 días. Con todo esto, nadie podrá decir que las familias nos cruzamos de brazos.
De hecho, también están presentes en el ámbito internacional.
La asociación creó, junto con otros seis países europeos, la Red de víctimas de grandes catástrofes, de la que soy vicepresidenta. Pretendemos mejorar la seguridad aérea, mejorar la asistencia a las víctimas y supervivientes y cambiar los sistemas de investigación en cada uno de los países. Hay otro frente, que es la Organización Mundial de Aviación Civil, donde también llevamos tres años trabajando.
¿Servirá su esfuerzo a los afectados por el accidente de Santiago?
Estamos tratando de que en España haya una federación donde se incluya a todas las víctimas de grandes tragedias del transporte porque será la única manera de que toda la experiencia que tenemos redunde en beneficio de la sociedad.
La aseguradora les ofreció una indemnización de menos de 80.000 euros por víctima y usted lo calificó de "insultante".
Mapfre, que es la aseguradora del avión, para hacer frente a sus responsabilidades ha consignado en el juzgado 12,7 millones de euros. A sus consejeros por un año de trabajo les paga 11,5 millones. Las familias están presentando demandas civiles para que les reparen económicamente las muertes.
No hay dinero que compense la pérdida de un ser querido, pero ¿qué cantidad considerarían razonable?
Una vida humana no tiene precio. Si me preguntas a mí que cuánto, te digo que se muera tu sobrina, que venga la mía y todo lo que me den más lo que tengo para ti. Esa es mi respuesta, pero como presidenta de la asociación el mensaje que quiero transmitir es que las compañías aseguradoras tengan que pagar tan fuertes indemnizaciones que cada vez que vayan a asegurar a una compañía aérea se cercioren de que cumple con los estándares de seguridad. Y si no los cumple, como te hace a ti, que si tienes un seguro del hogar y eres mala clienta te echa, pues que también eche a las compañías aéreas. Porque una vez que las personas mueren de esa forma tan violenta, no hay nada que te pueda reparar. En mi caso considero que es un dinero maldito.
Ha alertado sobre las compañías aéreas de bajo coste. ¿Volar barato equivale a no volar seguro?
Yo he sido una viajera empedernida y nunca, ni antes ni después de esta tragedia, he ahorrado en esto. Si no podía viajar dos veces, viajaba una, pero jamás he volado ni volaré con ninguna compañía que me venda un billete por un euro porque yo no soy tonta. ¿En qué cabeza cabe que hagas un viaje de dos horas en avión por veinte euros? Mientras no te pase... Pero si te pasa, estás advertido. Si te subes sabiendo lo que te cuesta, luego no te quejes. Si se socializa el transporte aéreo a costa de que no se vuele seguro, allá cada cual.