vitoria. La sociedad del siglo XXI parece vivir volcada hacia la máscara, la apariencia y el consumo a destajo. Infravalores que conducen a la soledad, la tristeza, la apatía. Por eso, no es extraño que "estén aumentando los casos de poliadicción", especialmente entre la juventud. La asociación alavesa de jugadores en rehabilitación, Asajer, advierte de cómo la ludopatía se acompaña cada vez más de dependencias abusivas a las compras, al sexo o al alcohol de fin de semana. "La gente joven que sufre estos problemas se pone la etiqueta de generación perdida y le cuesta resolver su situación precisamente por esa carencia importante de motivación", alerta la portavoz del colectivo, Ana Herrezuelo.

"Para qué cambiar" es la pregunta que se hacen estos poliadictos, chavales que se aprovechan de la falta de cargas familiares para continuar dentro de esa espiral de destrucción sin ser conscientes de que cada vez será más difícil dejarla. Poco que ver con los ludópatas tradicionales. "El hombre que está enganchado a las tragaperras normalmente hace frente a las necesidades básicas de su familia y con el dinero sobrante juega, hasta que la situación se le va de las manos", explica la experta. Además, desde la asociación han detectado la tendencia de las nuevas generaciones a usar las mentiras -típicas para tapar las dependencias- en todos los ámbitos de su vida. "Aunque no tenga sentido", apunta Ana, "las llevan más allá del juego".

Si trabajar con los más jóvenes para rehabilitarlos resulta difícil, también cuesta identificar y tratar los casos de mujeres adictas al juego. De cada diez atenciones en Asajer, nueve corresponden a hombres y uno a féminas. "Y eso que el nivel de incidencia, sin embargo, es como del 60% frente al 40%", apunta la trabajadora. Esta situación responde al hecho de que ellas "no tienen el mismo apoyo" que los hombres dentro de su familia, a su mayor habilidad para ocultar la dependencia y una gran capacidad de recursos propios para tratar de resolver la situación. No obstante, son capaces de llegar a situaciones tan límites para tener dinero como la prostitución.