Vitoria. Al margen de gasolineras, establecimientos hosteleros de carretera, talleres de reparación o de cambio de ruedas, otro de los termómetros más fiables que existen para medir el efecto estacional de las vacaciones es el que representan las empresas de alquiler de vehículos. Un sector dividido entre el cliente de empresa y el de turismo que también está padeciendo los rigores de la crisis. En este escenario el precio se sitúa como el gran caballo de batalla entre clientes y empresas, apostándose en estos momentos por el vehículo más competitivo -con independencia del modelo- y dotado del paquete básico de condiciones, es decir, sin extras de ninguna clase ni seguro opcional en caso de avería o accidente. A ello se une la tónica cada vez más habitual de realizar los pedidos entre varias personas por aquello de adelgazar la factura final y por un periodo de tiempo nunca superior a los quince días. "Los casos de más duración suelen corresponder más a clientes de empresas grandes", apuntan fuentes del sector. De media, insisten las mismas fuentes, el precio medio de un alquiler entre Vitoria y los aeropuertos de Madrid o Barcelona, por ejemplo, suele rondar entre los 50 euros y los 150 euros, una tasa que fluctúa lógicamente en función del tipo y potencia de vehículo. Bajo la manta de la crisis se esconde también una tercera vía que, al menos en Euskadi, ha hecho mucho daño al sector del régimen de alquiler. Y es el cese de la violencia de ETA, cuyo final ha puesto en la calle a cientos de escoltas que venían utilizando este tipo de servicios. En este contexto, concluye el sector, las flotas son cada días más pequeñas, por lo que apurar los contratos hasta el último momento no suele ser una buen opción.
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