El PSOE y el PP cuestionan en estos días el Concierto económico de la CAV y el Convenio navarro. Las dos fuerzas políticas españolistas entienden que es un "privilegio" de los vascos. Ante los ataques que la cuestionan, los defensores de este instrumento dicen que si se rompe el Concierto, también desde la lógica abertzale se hace añicos todo vínculo con el Estado.
Esta herramienta tiene un origen remoto. El Gobierno vasco lo consideraba en 2002 un instrumento "clave" de la autonomía vasca y también "bastante desconocido por la población de la Comunidad Autonómica del País Vasco (CAPV). Fue entonces, casi hace doce años, cuando tuvo lugar la renovación del Concierto Económico, momento en el que ya se generó una polémica al respecto.
Y es que la evolución de este instrumento en cada episodio de la historia ha sufrido importantes reveses. El uso de este derecho se vio, por ejemplo, truncado en 1937, cuatro días después de que los militares golpistas sublevados a la Segunda República española ocuparan con sus fuerzas la ciudad de Bilbao. Así, el 23 de junio de aquel trágico año, Franco firmaba en Burgos la derogación de esta norma del autogobierno vasco. En el preámbulo del decreto de supresión se hablaba del "agravio comparativo" de una menor presión fiscal. Sin embargo, estos principios de supuesto "privilegio" no fueron aplicados a Araba y Nafarroa, al alinearse con el golpe militar totalitarista. "Además de la recaudación fiscal, se perdió la gestión de servicios como carreteras y escuelas", apunta el Doctor en Historia y Geografía, Eduardo José Alonso Olea.
A juicio de este mismo autor, ya a comienzos del año 2000 se habló mucho de si el Concierto Económico configuraba "un pacto, un privilegio o una graciosa concesión gubernamental". Siempre según su juicio, un elemento que tiende a olvidarse es que las Haciendas Forales vascas no tienen treinta años sino que aparecen en el universo institucional en la Edad Moderna. "Es evidente que las Haciendas Forales actuales tienen poco que ver con las pretéritas, pero lo que también es evidente es la dificultad de explicar su realidad actual sin hacer referencia a su realidad pasada", valora Alonso Olea. Y va más allá: "El hecho es que la Hacienda central (la vieja Hacienda Real y la más nueva Hacienda estatal) ha tenido en el País Vasco una anomalía, una zona excepcional (mucho más excepcional en el caso de la Hacienda liberal, desde luego) sea por pacto, por privilegio o por concesión".
La historia ha conllevado a conclusiones de expertos como que el Concierto se configuró como una solución política a un problema de técnica tributaria, "solución en su momento provisional pero que, como suele ocurrir, pasó a ser definitiva", según el historiador, eminencia en la materia.
Pero, ¿cuál es el origen del Concierto Económico vasco? En palabras acuñadas por Alonso Olea, la recaudación de tributos para el mantenimiento de instituciones es tan vieja como la propia existencia de estas. A fines de la Edad Media, en el siglo XV, los recaudadores de tributos no solo eran los reyes, sino que además el sistema institucional se caracterizaba por una evidente multiplicidad de exacciones fiscales: el rey, pero también los nobles dueños de sus señoríos, la Iglesia con su diezmo o las ciudades recaudaban tributos en un esquema de evidente fragmentación del poder, con un amplio abanico jurisdiccional. En 1526 ya se puso en marcha un primer fuero. Sin embargo, el Concierto Económico tiene su mecha en la necesidad de arbitrar algún sistema por el cual Euskadi (Araba, Gipuzkoa y Bizkaia) pagase los impuestos al Estado tras la Tercera Guerra Carlista y la aprobación de la Ley de 21 de julio de 1876, que obligaba a que los ciudadanos de estas provincias pagasen impuestos según sus posibilidades, al igual que los demás españoles.
En el caso vasco, Nafarroa cuenta con su propia Hacienda Real, puesto que es un reino hasta 1841 con sus propias instituciones (Cortes,Virrey,...), mientras que el Señorío de Vizcaya, integrado en la Corona de Castilla desde el siglo XIV por herencia, o las provincias de Gipuzkoa y Araba, también integradas en Castilla en la Edad Media, tendrían un marco de relación vinculado a lo que se conoce como los fueros vascos.
ADUANAS REALES Alonso Olea estima que es el momento de derribar un mito heredado. "¿El fuero dice que las provincias no pagan impuestos? No. Los textos de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia son distintos y por lo tanto hay distintos grados de "exención". En los Fueros no se dice que no haya que pagar ningún tributo al Señor o al Rey. El Fuero lo que dice es hasta dónde y cómo puede cobrarlos". Los tres territorios, además, se configuraron como un espacio de libre comercio, es decir, las aduanas reales se situaban en la periferia del país y no en los puertos.
Con todo, el Concierto económico es un instrumento jurídico que regula las relaciones tributarias y financieras entre la Administración General del Estado de España y la CAV que forma más parte del régimen foral. De tradición histórica, las tres provincias vascas gestionaron sus propios sistemas tributarios derivados de sus fueros, pero tras la Tercera Guerra Carlista de 1876 se implantó un sistema de colaboración entre los territorios históricos y el Estado.
A juicio de los especialistas, estos conciertos han evolucionado con el tiempo: en una primera etapa entre 1878 y 1937 las tres provincias vascas dispusieron de ellos, mientras que durante la dictadura franquista y hasta 1980 solo la provincia de Araba los mantuvo por su apoyo al régimen dictatorial. A partir de 1981 y tras ser reconocidos los derechos históricos de los territorios forales en la Constitución de 1978 y el Estatuto de Gernika de 1979 se aplicó el concierto actualmente vigente, hace 34 años.