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Los restos de la contienda

La sala Fundación recoge más de 400 piezas de la batalla de Vitoria, desde armas hasta efectos personales de sus protagonistas

Los restos de la contienda

Vitoria. Tal día como ayer -dicen que igual de lluvioso- de hace 200 años, el general Álava se adelantaba a las tropas aliadas, formadas por una amalgama de nacionalidades europeas, y ordenaba sellar puertas y murallas de la vieja Vitoria para evitar su saqueo, tras la victoria del Duque de Wellington sobre las tropas francesas en una cruenta batalla que se desarrolló por toda la Llanada occidental y en La Puebla de Arganzón. El general vitoriano quería evitar el pillaje y las violaciones hacia sus paisanos por parte de los propios salvadores. Los vitorianos ya habían tragado durante varios años con los abusos del ejército francés, a falta de otra cosa que comer en aquellos años de guerra y hambre.

Ayer se inauguró una exposición que, además de entrar en éste y otros detalles de la contienda, explica su contexto. En la sala Fundación Caja Vital, hasta el 31 de octubre, se exponen más de 400 objetos seleccionados por el comisario de la misma, Fernando Martínez de Viñaspre. Entre ellos destacan objetos personales de Álava y Wellington, cañones como el mítico Dragón, hallado en Vitoria tras la batalla y prestado ahora por el Museo del Ejército de Toledo, proyectiles, vajillas, espadas, condecoraciones, multitud de cartas y documentos, uniformes, cojines, ropas nobles y pobres de la época, maquetas y audiovisuales.

Y junto a todo ello, La gazeta libre de Vitoria, el periódico del 21 de junio de 1813 elaborado por los alumnos de 1º de Bachillerato de Urkide, cuyos beneficios irán a parar al Banco de Alimentos de Araba, y que constituye un exhaustivo repaso histórico desde diferentes perspectivas de lo que fue aquella batalla, de su contexto y de la realidad social de la Vitoria de principios del siglo XIX.

En la presentación de la muestra celebrada ayer, además de los jóvenes autores de este documento, estuvieron presentes descendientes directos de importantes actores de la contienda. Por la venas de Gonzalo Serrats corre la sangre del general Álava. Ayer no podía ocultar su "orgullo" por ver los objetos personales de su familiar expuestos en Vitoria. "Soy el chalado de la familia, el que ha conseguido que accedan a a prestar cosas muy valiosas", aseguró.

Compareció también el coronel del Estado Mayor José Pardo de Santayana, descendiente de Francisco de Longa, un joven herrero de La Puebla de Arganzón que, con 26 años y un hijo, decidió subirse al monte y montar una guerrilla que acabó siendo una división de 4.000 hombres, siete barcos amarrados en Castro Urdiales y medio millar de jinetes. De Longa guió a Wellington hasta la Llanada y, cuando los franceses huían al país galo con el propio rey José Bonaparte también a la carrera, les cortó la retirada en Durana, lo que les dejó sin artillería.

Justo doscientos años después, los descendientes de estos protagonistas de la batalla, junto a las autoridades locales y representantes del Ejército y la Guardia Civil realizaron una ofrenda frente al monumento de la Virgen Blanca amenizada con un aurresku, y mediatizada por el sirimiri, las protestas de los trabajadores municipales y ciudadanos anónimos y criticada por el grupo municipal EH Bildu. "Nos vuelven a meter con calzador a la España más rancia", criticó su portavoz, Kike Fernández de Pinedo.

Fue el de ayer un día de celebración oficial, pero el grueso del programa de conmemoración de la batalla tendrá lugar hoy y mañana, cuando se representará la batalla mediante un despliegue de centenares de actores, caballos y cañonazos. Hoy a la tarde tendrán lugar los combates en el bosque de Armentia y en la Basílica, y mañana derrotados y ganadores desfilarán por el centro.