andrés goñi

vitoria

Se pasó gran parte de su vida profesional hablando y analizando el fenómeno del envejecimiento, de los factores ambientales y personales que contribuyen al mismo y del “extraordinario peligro” que conlleva el sedentarismo, que combatió allá donde pudo y le dejaron con una insistencia machacona en favor del ejercicio físico. Y predicó con el ejemplo, claro, con footing diario desde que tuvo uso de razón, pero una grave enfermedad que arrastraba desde hacía años y varias recaídas terminaron en la madrugada de ayer por segar de cuajo su vida. Juan Luis Zunzunegui, el que fuera galeno del Glorioso durante 14 temporadas, falleció a la edad de 53 años, dejando esposa y dos hijos.

Salvo a su entorno más cercano, la noticia de su fallecimiento causó una gran conmoción en el mundo del deporte. No en vano, el doctor Zunzunegui, Zunzu en su versión más futbolera, era una referencia en la medicina deportiva local, vinculado durante décadas al Centro de Medicina Deportiva, al colegio Urkide y, sobre todo, al Deportivo Alavés, a quién entregó gran parte de su trayectoria deportiva. Fue la directiva que entonces presidía el empresario Gonzalo Antón quien promovió en la primavera de 1990 su fichaje ?junto al de su colega Manu Goienetxea? como un ejercicio fundamental en la espiral de profesionalización en la que entonces entró el club. La pareja de galenos asumió el mando médico del primer equipo y toda la estructura del fútbol base albiazul, compuesta entonces por casi 200 jugadores y embrión de lo que años después permitiría al club recibir el galardón de Mejor Gestor por parte de la LFP (Liga de Fútbol Profesional). Sin quererlo, aquel caluroso verano de comienzos de los 90 fue el inicio de una etapa gloriosa, “increíble”, como solía reconocer el propio doctor en familia, donde aportó toda su valía profesional. Catorce años donde siempre hizo gala de una “profesionalidad exquisita, fuera de toda duda”, recuerda el que fuera vicepresidente del club, Paco Liberal, otro de los pilares fundamentales sobre los que el Deportivo Alavés cimentó tantos éxitos. De la mano de Zunzunegui llegó también la revolución médica enfocada al mundo del fútbol, conceptos, análisis y bases de datos que años después continúan sirviendo de referencia para calibrar el estado de los jugadores. “Su empeño y dedicación eran absolutos, diarios; el equipo era su segunda familia”, reconoce desde la distancia Antonio Karmona, el capitán con el que cabalgó durante todos esos años hasta la final de Dortmund. “Era muy cercano, trabajador y humilde, muy bromista con los suyos. Un tío con un aplomo y saber estar muy notables”, insiste el de Bermeo al otro lado del teléfono.

Al igual que le ocurriera al también difunto José Luis Compañón, Compa, la primera escena y el folklore nunca fueron de su agrado, que siempre asumió el segundo plano como el “refugio perfecto” para poder trabajar en un ambiente humano tan complejo como el de un vestuario de fútbol profesional. Y tal vez por eso éste le quería. “Era uno de los nuestros”, resume en este sentido Luis Javier Borro, entonces utillero del primer equipo y testigo directo, por su cercanía, de la pasión y “electricidad” con la vivía el fútbol. “Muchas veces había que sujetarlo en el banquillo de lo nervioso que se ponía”, rememora.

Aquel vendaje a moreno... Precisamente de aquella relación tan estrecha, diaria y confidente que siempre mantuvo con los jugadores surgió algo más que una amistad. Un vínculo tan especial que incluso algunas veces le obligó a tener que mentir ante sus jefes ?Mané y el presidente Antón? como consecuencia del mal estado de forma que presentaba algún jugador tras las vacaciones. O aquella otra ocasión en la que Javi Moreno, en vísperas de la final de Dortmund, se rompió varias falanges de su mano izquierda en una discusión doméstica que en condiciones normales se habría solucionado con una escayola. Pues bien, entre Zunzunegui y Goienetxea idearon en secreto un “invento” de emergencia que no sólo evitó que el jugador valenciano pudiese jugar, sino que incluso dentro del club y la UEFA el torpe desenlace pasó casi desapercibido. Para entonces, el doctor ya había conquistado la amistad de infinidad de jugadores y técnicos como Boronat, Mané, el recientemente fallecido Txutxi Aranguren, Pepe Mel o Chuchi Cos, este último bajo el reinado de Dimitry Piterman, con el que apenas aguantó un año. “Se marchó por principios y porque ese señor y Zunzu eran incompatibles desde el punto de vista profesional”, recuerda un buen amigo suyo. Tan deportista como buen conversador y sobre todo intelectual ?fue autor de varios libros sobre medicina deportiva? Zunzunegui será incinerado hoy en el tanatorio de El Salvador y su funeral se oficiará en la parroquia de San Miguel a partir de las 19.30 horas. Descanse en paz.