EL asesinato ayer de una mujer a manos de su pareja en Laudio no es un suceso más. No se trata únicamente de una dramática consecuencia provocada por una situación personal. El asesinato de ayer no ocurrió sólo entre las paredes de un domicilio particular, es un asesinato que se produce en el corazón de nuestra sociedad, en el epicentro mismo de nuestra manera de organizar y ver el mundo en que vivimos. El crimen tiene un culpable, pero también tiene un contexto y ese contexto es un orden social basado en la discriminación de las mujeres, un humus que permite que nazcan actitudes que pueden desembocar en muerte, como ocurrió ayer, pero que toman muchas y distintas formas en nuestra vida diaria: agresión sexista, acoso sexual? La violencia que en sus diferentes formas se ejerce contra las mujeres es un atentado contra su integridad física y moral, y un ataque a su dignidad, pero es sobre todo, una grave e intolerable violación de los derechos humanos. La violencia de género no solamente destruye vidas, sino que también limita la participación en la vida pública de las mujeres como colectivo, condicionando el ejercicio de la plena ciudadanía por parte de éstas. Los costes personales y sociales de la violencia contra las mujeres son irreparables. Acabar con la violencia de género pasa por promover en esta sociedad un cambio de valores y actitudes que nos afectan en lo personal. La cosificación de las mujeres, la sexualización de las niñas, la interiorización de que una mujer pertenece a un hombre, que tiene menos autoridad que él, menos poder de decisión? Cada una de estas creencias y situaciones ahonda en la desigualdad y, en consecuencia, allana el camino a la violencia machista. Posicionémonos activamente ante cualquier expresión de violencia contra las mujeres denunciándola, no consintiéndola, no permaneciendo en silencio? La violencia contra las mujeres no es un suceso que afecte solo a la familia de la víctima, es un problema que nos concierne a todas y a todos. Hemos de ser conscientes de que en cada paso que damos en la vida, en cada decisión que tomamos, en cada actitud, en cada palabra que utilizamos, estamos dando un paso adelante o un paso atrás en el camino de la igualdad. Seamos conscientes de ello día a día, y pongamos nuestro grano de arena para no volver a despertarnos más con la noticia del asesinato de una mujer.
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