Vitoria. "Hay asociaciones de vecinos que se gastan hasta el 70% de las subvenciones del Ayuntamiento en iPhones y facturas de teléfono". Es la contestación que ayer dio Javier Maroto a las asociaciones de vecinos -28 de 32- que el pasado jueves acusaron al alcalde de acabar con la participación ciudadana. Ellos denunciaron en una inusitada rueda de prensa conjunta los duros recortes en las ayudas que reciben del Ayuntamiento. Y como dicen que no hay mejor defensa que un buen ataque, el alcalde se salió ayer por la tangente poniendo el foco en la necesidad de controlar el destino del dinero público. "Deben demostrar que el dinero se gasta en actividades para el barrio y no en facturas de teléfono del presidente de la asociación o de la junta directiva", largó Maroto.
Sobra decir que, además de negar la mayor, las asociaciones vecinales están molestas porque -dicen- no se puede meter a todos en el mismo saco. Desde FAVA e Interbarrios -las dos federaciones que congregan a distintos colectivos- piensan que no es más que otra maniobra de Maroto para desviar la atención sobre la cuestión de fondo: "la nula participación ciudadana que existe en Gasteiz".
Si bien es cierto que el alcalde recalcó que "no todas" las asociaciones han presentado cuentas elevadas de teléfono como las denunciadas y evitó dar nombres, el Ayuntamiento sí ha confirmado que Miguel de Unamuno (Txagorritxu) y Batán-Mendizorrotza son las del 70% del gasto en teléfono. Algo menores son las del colectivo Huetos Montal de Sansomendi (58%) y Los Arquillos (54%). Otras de las más elevadas son las presentadas por Hegoaldekoak de Adurza (45%) y la ya desaparecida Salburua Bizirik (33%). Al margen del debate sobre el control de las ayudas públicas, lo que los 28 colectivos vecinales denunciaron al unísono la semana pasada es algo bien distinto, y -en su opinión- consiste en ahogarles económicamente para acabar con el movimiento vecinal.