Vitoria. Patxi Lazcoz hizo historia, pero Javier Maroto ha logrado repetir aquella hazaña: unir en su contra al movimiento vecinal. A pesar de las diferencias ideológicas y de formas de funcionamiento, 28 asociaciones de las 32 que ahora mismo están operativas en Vitoria se han fundido en una sola hartas de la "nula voluntad" del equipo de gobierno por fomentar la participación ciudadana, convencidas de que lo que busca es hacerla morir con trabas que sólo alimentan el desánimo. Ya desaparecieron algunos colectivos el año pasado y cada vez es menor la asistencia a los consejos. Por eso, han dado el puñetazo con la confección de un escrito de denuncia que todos comparten.

"Son falta de libertades y hasta aquí hemos llegado", advirtió Antonio Estébanez, presidente de la FAVA. El enfado general comienza por la "agresión al propio reglamento orgánico de participación ciudadana". Se cumple formalmente, pero "nunca ha existido la más mínima receptividad a los planteamientos de los ciudadanos", por no hablar de todos esos cauces que jamás se han puesto en marcha, como las consultas populares, los sondeos o los estudios de opinión. "La participación ya se limita, en el mejor de los casos, a informar", censuró Guillermo Perea, portavoz de la plataforma Interbarrios. La falta de logros dentro del movimiento vecinal conduce al desánimo y, por ende, debilita los foros creados para el encuentro de las asociaciones con el Consistorio. Muchas ya no van y a veces resulta difícil conseguir quorum, aunque ellas mismas temen que eso es lo que busca el equipo de gobierno. Si no, ¿por qué más recortes en las subvenciones? Ese es el otro tema que enciende a los portavoces de los barrios, que han visto cómo la dotación presupuestaria destinada a su funcionamiento ha pasado de los 244.000 euros del pasado año a 175.000. "Y mientras, se asignan partidas elevadas a publicitar los supuestos logros del Ayuntamiento, a ayudas a sociedades deportivas anónimas, a proyectos de dudosa sostenibilidad financiera....", censuran.

fiestas en peligro Poco pueden hacer las asociaciones vecinales con esas cuantías. Los 500 euros destinados a gastos fijos no llegan siquiera a cubrir la factura de Internet. Además, hasta mediados de junio no recibirán las ayudas, lo que puede complicarles mucho la vida y poner en peligro la celebración de fiestas de barrio, Además, a partir de ahora el Ayuntamiento sólo subvencionará hasta el 70% de las actividades que realicen las asociaciones, por lo que para el 30% restante tendrán que buscar financiación propia. "Estamos trabajando en condiciones muy precarias", lamentó Perea. Era cuestión de tiempo que el movimiento vecinal acabara uniéndose, porque las críticas llevaban tiempo escuchándose, aunque cada asociación tenga sus propias preocupaciones. "El problema común es la falta de participación. Somos voluntarios, y cuando atacan a este movimiento están atacando al conjunto de la ciudad", advirtió Perea. Estébanez, además, confía en que "lo que ha unido Maroto no lo separen nuestras diferencias". A su juicio, más que nunca las asociaciones han de funcionar "como la televisión que le dice a la Corporación que se está gastando el dinero en cosas banales, cuando hay gente que está pasando mucha hambre y necesidades". Y si lo hacen desde un solo canal, "enfrente y unidos", más fácil será batallar contra lo que creen que es "un ataque" a la democracia participativa.