Leioa. Cuatro alumnos de la Escuela de Hostelería de Leioa resultaron ayer heridos, con quemaduras de diversa consideración, al estallar una olla a presión industrial. El incidente se produjo a las 10.00 horas cuando los alumnos de primero de hostelería preparaban el servicio de comida. El agua hirviendo y el vapor alcanzaron a cinco alumnos, si bien solo cuatro fueron evacuados al hospital de Cruces. La de mayor gravedad fue O. H. de 19 años y alumna de la Chambre de Metiers, la escuela de hostelería de Baiona, que se encontraba durante esta semana en Leioa, junto a otros 11 alumnos y a un profesor en un programa de intercambio. Esta joven fue ingresada en la Unidad de Grandes Quemados. Por su parte, los otros tres alumnos presentaban quemaduras de menor gravedad, por lo que fueron hospitalizados en planta.

El director de la escuela y Jean Luc Duvin, profesor de intercambio, acompañaron a los heridos hasta el centro hospitalario y avisaron a sus familias. Una vez allí, explicaron que, según el parte médico, ninguno de los jóvenes se encuentra en estado grave y que, "probablemente les den el alta esta misma tarde -por ayer-, si bien uno de los alumnos se va a quedar en observación por problemas respiratorios", matizaron.

Según indicó posteriormente la consejera de Educación del Gobierno vasco, Cristina Uriarte, la explosión se produjo, al parecer, cuando uno de los alumnos abrió la olla, de 150 litros de capacidad y en la que estaban cocinando garbanzos con verdura, dejando escapar el vapor. Txemi Santa Marina, director de la Escuela de Hostelería de Leioa, indicó que se investigará cómo sucedieron los hechos para "tomar las medidas necesarias y que no vuelva a suceder". Las primeras hipótesis apuntan bien a un posible fallo del sistema de cierre de seguridad de la olla; bien a que la olla estuviera mal cerrada por un fallo humano.

Gaizka Quintanilla, uno de los profesores de la Escuela de Hostelería, que se encontraba dando clases de técnicas de servicio de sala en un lugar cercano al comedor, aseguró que el nerviosismo se apoderó de los alumnos cuando supieron lo que había pasado. "Nos hemos enterado porque le ha llegado un what´s app a un alumno en el que ponía que se había producido un accidente en la escuela", comentó. "Como profesor he intentado que todos se calmaran y estuvieran tranquilos", agregó el docente. Pero los primeros momentos fueron de gran confusión y se generó caos al no saber realmente lo que había sucedido. "Se oían chillidos", destacó otro de los profesores del centro de Formación Profesional.

Y es que, según explicó a una de las alumnas y testigo presencial de los hechos, cuando uno de los alumnos abrió la olla, el vapor salió a presión alcanzándoles "de pleno". "El chico se ha puesto a gritar. Le hemos mirado todos, pero solo veíamos vapor. Otro de los chicos que estaba a su lado también gritaba: Mi cara, mi cara. Después han salido corriendo y nosotros detrás de ellos para ayudarles", indicó.

La reacción de profesores y alumnos fue inmediata. Rápidamente, desvistieron a los heridos para evitar que la ropa se pegara a la piel y aplicaron agua para enfriar las quemaduras. "La respuesta ha sido muy buena. Las quemaduras son habituales en la cocina y tienen muy bien aprendidos los primeros auxilios. Lo más importante es enfriar la quemadura por eso les hemos bajado a las duchas y les hemos refrescado con agua fría", ilustró Santa Marina. Cinco minutos después, las ambulancias comenzaron a llegar. La primera, la del puesto de socorro de Cruz Roja en la UPV, luego lo hicieron otras tres, así como el helicóptero de Osakidetza. "Llevamos 30 años en la universidad y nunca nos había pasado una cosa de este calado", recordó el director.

La evacuación La llegada de las ambulancias y, sobre todo, del helicóptero, asustó aún más a los allí presentes. "Se ha creado alarma en ese momento", señaló Begoña Tapia, la conserje. Gotzon, uno de los alumnos que estaba en una de las clases cercanas al comedor, hablaba de "desconcierto" en los minutos inmediatamente posteriores al accidente. "Las primeras informaciones son confusas y no sabes lo que ha pasado", admitió.

El ambiente entonces era de incertidumbre, de nervios y de preocupación. "Eso era un vaivén de gente", ilustró Gotzon. Entre ese ajetreo, este estudiante de hostelería pudo ver a dos heridos cuando entraban en la ambulancia. "Uno de ellos tenía toda la espalda roja y el otro estaba como estado de shock", afirmó.

El traslado de los heridos fue otro de los momentos más tensos. "Cuando los alumnos han visto las camillas se han quedado mudos", indicó Quintanilla. Después, con el paso de los minutos, cuando se fueron recopilando más datos y conociendo que los heridos no tenían dolencias graves, la tranquilidad regresó la Escuela de Hostelería. Debido al incidente se suspendió el servicio de comidas en el que los alumnos y profesores de la escuela atienden a más de 1.200 comensales. "Nuestras prácticas constituyen el servicio de comedor de la universidad y se ha suspendido porque después de una cosa como estas no tienes el cuerpo para nada", señaló Santa Marina. También, las clases quedaron suspendidas durante la mañana de ayer, si bien, la normalidad regresó poco a poco al centro. "Aunque por la mañana se han suspendido las clases, se reanudaron a la tarde con total normalidad", pronunciaron fuentes del centro.