Elciego. Muy pocos se acordaron ayer que la primera edición del Mercado de la Flor y la Huerta se celebró el año pasado con mal tiempo, lloviznando y sobre todo con una gran incertidumbre sobre si la convocatoria tendría éxito. Y no se acordaron porque ayer el sol brilló como no lo había hecho este año y además las temperaturas invitaron al paseo, a la degustación de los deliciosos vinos que se elaboran en Rioja Alavesa y a disfrutar de los olores y las compras en los numerosos puestos de flores y productos agroalimentarios de calidad distribuidos para la ocasión por Elciego.
Desde las diez de la mañana, la plaza principal de la localidad se vistió de colores. Al pie de la letra, desde luego, porque de los desnudos árboles despojados de hojas se colgaron lechugas, pimientos rojos y verdes, puerros, zanahorias... Todo un rosario de verduras. Además, numerosos puestos, más que el año pasado, se fueron repartiendo por los espacios que se les había asignado, mientras que en los bares los mostradores se iban llenando de pintxos de todo tipo, pero especialmente de especialidades relacionadas con el color de moda, el green, elaboradas a base de vegetales.
Entre los asistentes, hubo muchos que ya estuvieron el pasado año, lo que permitió comprobar que, a pesar de que la climatología no hubiera acompañado la pasada edición, sí que hubo público y sí que se compraron los productos expuestos a lo largo de la feria.
Sobre los mostradores, decorados con faldones de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA -colaborador del evento desde su primera convocatoria- fueron apareciendo flores cortadas, tiestos de todo tipo, plantas para colmar cualquier imaginación, semillas para probar fortuna y una rica variedad de plantones de verduras para probar suerte en los huertos familiares y consumir las producciones propias.
Abundaron también las verduras, muchas de ellas tempranas o de invernadero, a precios tan excelentes como su aspecto. Y eso animó a que muchas personas hicieran la compra varias veces. "Es la cuarta vez que volvemos cargadas al coche", comentaba una popular mujer vinculada al mundo del vino, mientras portaba mano a mano con su madre bolsas con puerros y otras verduras.
Además de esos productos hubo otros, como el aceite de oliva virgen alavés, de Moreda de Álava y de otras localidades, patés trufados, licores, cestería, quesos, pimientos del piquillo de la localidad riojana de Tricio, los más auténticos y con sello de calidad, miel y una rica colección de bonsáis, con un artista trabajando a la vista del publico para mostrar cómo se logra un árbol liliputiense.
También se estrenó una nueva experiencia, que resultó un auténtico éxito, gracias a la profesionalidad de la responsable y del material promocional. La Oficina de Turismo abandonó ayer su ubicación en la Casa del Maestro y se colocó bajo un toldo en las puertas de la ermita de la Virgen de la Plaza. Ana, la encargada, se mostró encantada con la experiencia, porque "estamos donde tenemos que estar, donde está la gente".
Igual de satisfecho estaba el alcalde, Luis Aldazaban. "¿Ves? Somos la entrada a Rioja Alavesa desde Cenicero, somos el portal, el núcleo receptor de lo que luego tenemos que emitir a la comarca, y si vendes Elciego, vendes Rioja Alavesa. Y de eso se trata: de hacer comarca, de hacer pueblo y de hacer patria, en definitiva". El primer edil aprovechó para recordar que un mercado así no se puede llevar a cabo "sin la ayuda, hombro con hombro, de la asociación Ayfam, Landalan y Virgen de la Plaza, un colectivo que está extinguido pero que tiene unos fondos económicos que cada año los va reservando para aportarlos a estas actividades, así como la asociación empresarial y comercial Elciego XXI".
La fiesta transcurrió también con música. Primero fueron los Gaiteros de Elciego, que cuentan con un grupo musical más amplio, los cuales ofrecieron varias piezas. Posteriormente, les tocó amenizar la jornada a los acordeones de la Trikitilaris, también de la localidad.
Mientras los alegres acordes llenaban la plaza, bajo los soportales del Ayuntamiento se fue preparando una gigantesca menestra que se repartió a partir de las dos de la tarde. Ejercieron como cocineros representantes de las dos asociaciones, Ayfam y Landalan, incluido el alcalde que pertenece a la segunda. Por tan sólo un euro, vecinos y visitantes pudieron degustar el guiso verde, hecho con paciencia y arte. Mientras, en el otro extremo de los soportales, se preparó otra menestra de dimensiones más reducidas que sirvió para agasajar a quienes habían estado trabajando toda la mañana, tanto los responsables de los puestos como los de las asociaciones. Fue el broche perfecto para mirar ya hacia una tercera edición. Si es con el sol de ayer, muchísimo mejor.