madrid. Desde 2005 ya se han publicado dos ediciones de la obra y se está trabajando en una tercera. Coincidiendo con una visita al Estado español el profesor Richard Drake, editor jefe de ambas obras y reconocido docente en el área de la Medicina reflexionó sobre la formación de los profesionales de la salud.

Drake, director de Anatomía y profesor de Cirugía en la Cleveland Clinic Lerner College of Medicine, Case Western Reserve University (Ohio, EEUU), puso de manifiesto "la influencia que tiene la obra Gray. Anatomía para estudiantes, por su orientación clínica y por estar enfocada a una gran variedad de modelos de enseñanza, desde el tradicional al modelo basado en la resolución de problemas". El experto destacó que "la anatomía es el fundamento de toda formación clínica y que la experiencia práctica es la mejor opción de enseñanza". A sus colegas profesores les dejó un mensaje: "ser innovador".

La Medicina en el Estado español goza de buena salud. ¿Las exigencias para acceder a la Facultad no arrinconan la vocación del medico?

Obviamente sí es un problema. Pero los estudiantes que acceden a la Facultad de Medicina están bien formados y los que no consiguen entrar por no tener tan buenas notas pueden también estar ligados a la medicina si tienen vocación. No sé cómo funciona en España, pero en EEUU pueden desarrollar sus estudios y trabajos en otras áreas de la salud ligadas de la medicina. Nosotros tenemos la figura del asistente o ayudante del médico. Se convierte en una puerta de entrada muy importante para llegar a la medicina.

El ayudante del médico. ¿Es un valor en alza?

La licenciatura de medicina y luego la formación posterior requieren unas cualidades por encima del estudiante medio. Sin embargo, están los universitarios buenos que no han alcanzado el nivel para entrar en la Facultad, pero con una vocación extraordinaria y con unas cualidades estupendas. Aquí entrarían los ayudantes del médico. Es una figura clave en cirugía, medicina interna, pediatría. medicina de urgencia... En EEUU es la primera persona a la que nosotros como pacientes vemos. Este trabajo supone una oportunidad para estos jóvenes estudiantes que no consiguen entrar en la Facultad de Medicina, pero sí que tienen gran vocación. Allí disponen de esta opción.

Si se aboca al médico a ser un profesional de éxito, fomentando el negocio, ¿no se dejará de lado la parte del servicio a la humanidad?

No. La Medicina es un negocio y como tal hay que gestionarla. Sin embargo, la gente que trabaja en este área quiere ayudar a los demás seres humanos. Los profesionales que trabajan en este mundo siguen teniendo el mismo motivo que les llevó a matricularse en la Facultad. Pero la economía actual, el sistema en el que nos movemos hace que la medicina sea también un negocio. Mi padre, por ejemplo, fue un predicador, y muchas personas piensan que la Iglesia no es un negocio. No obstante, él estaba muy ocupado gestionando el negocio de la Iglesia, además de predicar. Todo es un negocio, aunque las personas que se dedican a ello son las que determinan cuál es el enfoque de la profesión. En EEUU se da mucha importancia al lado humano de la medicina, a las humanidades. Así, los estudiantes pueden aprender a ser más humanistas y más flexibles y no ver la profesión solo como un negocio.

¿Qué impacto tienen en la medicina series televisivas como Hospital Central, Anatomía de Grey, House...?

Muchos y positivos. Hace que la gente en general, y los jóvenes en particular, se interesen por la profesión. Viendo las series televisivas muchos jóvenes se han decantado por estudiar medicina. Por otro lado, los que no han accedido a la Facultad, por cuestión de nota, han optado por la Enfermería. Cuando empezaron muchas de esas series estaban muy orientadas a los términos médicos. De hecho, les solía recomendar a mis alumnos que las vieran, porque así probablemente podrían aprender determinadas cosas.

¿Ahora ya no les dice que las vean?

Con el tiempo se han convertido en culebrones. No tratan tanto de medicina, sino de otras cosas. Así que ya no son tan interesantes para mi como para pedirles a mis estudiantes que las vean. Pero sí creo que generan un gran interés por la profesión. No creo que haya nada malo en ese sentido.

¿En qué coinciden el libro Anatomía de Gray de 1858 con Gray Anatomía para estudiantes y Anatomía de GrayGray Anatomía para estudiantesGray Anatomía básica

La gente conoce la obra de Henry Gray, pero la ve como una enciclopedia, una gran biblia que nadie usaría ya como libro de texto. Como nosotros somos anatomistas, nos honra poder utilizar el nombre. Nos propusimos llevar a cabo un libro de texto con la calidad de Gray original y cambiar la profesión, que fue lo que ocurrió en 1858: una revolución en forma de libro de texto para estudiantes y cirujanos.

¿La novedad de su libro es que se aplica anatomía desde el punto de vista clínico?

Sí. La idea realmente es aprender dentro de un contexto. No se trata tanto de memorizar una lista de estructuras para un examen y luego olvidarte de ello. Aquí lo que se persigue es aprender algo y recordarlo. Y eso es lo que estamos intentado hacer ahora con los libros. La obra es fácil de leer y cuenta con dibujos, esquemas y textos. Además, no es solamente útil para los alumnos sino que sirve como libre de consulta para los profesionales.

¿Se trata de que los estudiantes aprendan de una forma más eficaz?

Sí, con eficiencia. En EEUU en lo que estamos trabajando es en ir disminuyendo el número de horas que dedicamos a las clases.

¿Por qué?

La anatomía no es nueva, es la de siempre. Hay que explicar otras cosas. Ocurren tantas cosas en la medicina que debemos de encontrar tiempos en el curriculum académico para enseñar otros aspectos de anatomía. Hay que modificar lo que enseñamos para acoplar las clases al tiempo de que disponemos. Aunque los métodos tradicionales pueden seguir siendo útiles, no hay que aferrarse a la tradición; tenemos que introducir cambios.

¿Cuáles?

El nuevo paradigma de este tipo de educación pasa por una enseñanza centrada en el estudiante y no en el profesor, en aprender y no en enseñar, en el resultado y no en el proceso; en actitudes y conductas, en lugar de en conocimientos y habilidades.