MADRID. En un comunicado, IKEA señala que su compromiso es "ofrecer alimentos de alta calidad, seguros, saludables y producidos de forma responsable", motivo por el que decidió "inmediatamente" parar la venta de las albóndigas e inició el "análisis de la situación" en colaboración con el proveedor sueco y una empresa independiente experta en calidad.
Tras estas actuaciones, se han puesto en marcha una serie de medidas que aseguran que las albóndigas "solo se componen de los ingredientes especificados".
Así, se ha simplificado la cadena de suministro reduciendo y limitando el número de proveedores de carne. Además, IKEA ha mejorado los controles en el proveedor, añadiendo dos análisis de ADN, uno previo a la materia prima y otro al producto final.
Asimismo, la compañía tiene previsto implementar nuevos requisitos para los proveedores y realizar con regularidad auditorías independientes más amplias para garantizar que los proveedores y subproveedores cumplen estos estrictos requisitos.
"Con la implantación de todos estos procesos, las albóndigas que hoy llegan a los restaurantes de la compañía sólo contienen carne de cerdo y vacuno y pueden ser consumidas con total confianza", concluye.