Desde la terraza de la curia de los Jesuitas en Roma, Inaxio Arregi (Oñati, 1931) recuerda sus 20 años al mando de los informativos de Radio Vaticano. Arregi llegó a este cónclave minutos antes de la fumata blanca y admite que la elección de Bergoglio ha sido una gran sorpresa.

¿Cómo analiza la elección del papa Francisco?

Ha abierto una ventana a nuevos horizontes, sobre todo fuera de Europa. Estamos acostumbrados a enfocar los problemas del cristianismo desde nuestra visión occidental. Pero nos olvidamos que la Iglesia católica está presente en todos los continentes. La elección ha supuesto un paso para sacarnos de nuestro letargo y comodidad.

El papado cambia de continente y para muchos muestra una apuesta por descentralizar la Iglesia. Se habla de los grandes retos que Francisco tendrá que afrontar. ¿El primero?

Es necesaria una nueva evangelización y eso supone la revisión de contenidos delicados. Hace años el cardenal Martini dijo que en la Iglesia habían surgido nuevos problemas en el nombre del sexo, del matrimonio y de la mujer. Añadió que la Santa Sede tendría que mover ficha y examinar nuevas perspectivas. La nueva evangelización no puede quedarse en un cambio de estilo o vestimenta.

Pero el papa inicia su pontificado en un momento delicado y salpicado por diversos escándalos?

La Iglesia tiene que recuperar la credibilidad y lo tiene que hacer con otro modo de gobernar. El Vaticano ha recibido un gran golpe con los casos de pederastia, Vatileaks y los escándalos de la curia. Es muy difícil imaginar los pasos que dará Bergoglio. Hay que esperar y ver qué dirá el día de San José, cuando realice su primera gran homilía en la misa de toma de posesión del cargo.

"Me gustaría una iglesia pobre y para los pobres", ha dicho el papa. Su mensaje inicial es una apuesta por una Iglesia más evangélica y humilde. ¿Qué le parecen los primeros gestos de Francisco?

La Iglesia tiene que volver su atención al tercer mundo y ser sensible a las personas que sufren. Tenemos que recuperar la dimensión humana. Benedicto XVI, que formaba parte del ámbito intelectual, se ocupó más de problemas de tipo ideológico y quizá menos de justicia y paz internacional. Bergoglio dijo en sus primeras palabras: "comenzamos este nuevo camino obispo y pueblo". Creo que buscará el diálogo no solo con los jerarcas de la Iglesia sino también con el pueblo. Como muestra su estilo personal, intentará un acercamiento a la base con un discurso válido para los cinco continentes.

Francisco ha pedido "un comportamiento ejemplar" a los cardinales, pero la polémica surgida a raíz de su posible colaboración con la dictadura militar argentina ha puesto en duda su pasado

Se ha criticado que no hizo lo posible para liberar a dos jesuitas que se lanzaron al apostolado social y sufrieron persecución. Sin embargo, la justicia no encontró nada contra él. Fue llamado a declarar, expuso su tesis y ahí terminó el caso.

Las quinielas de los vaticanistas y los medios de comunicación han sido un rotundo fracaso. Parece que la prensa subestimó las congregaciones generales previas al cónclave

Desde el pasado 4 de marzo, los cardenales han tenido más de 170 intervenciones y han examinando la situación de la iglesia y de la sociedad moderna. Algunos medios, que fueron muy críticos con el Vaticano los días previos a las congregaciones, vieron luego que los cardenales iban en serio. Cada uno de ellos traía un bagaje y unos conocimientos impresionantes. Ha sido, como digo yo, una ONU en pequeño. Creo que han elegido a alguien capaz de superar las polémicas y de afrontar los problemas desde otra perspectiva. Los cardenales han actuado con amplitud de miras. Frente a su apariencia frágil, Bergoglio es un hombre duro y fuerte. Me consta que será independiente y no se dejará engañar.

Francisco es el primer papa americano y jesuita. Más allá de los titulares, ¿qué significado tiene ser el primer pontífice de esa orden?

En realidad no le damos importancia a ese hecho. San Ignacio no quiso ningún cargo para los primeros jesuitas. Nosotros siempre hemos evitado tener altas funciones en la Iglesia. Preferimos mantener las manos más libres y actuar en las fronteras. Asimismo, una vez que Bergoglio se convirtió en obispo, se independizó de la Compañía de Jesús y se unió al Vaticano. Por lo tanto, no hay por qué imaginar que estemos especialmente contentos de tener un papa jesuita.

Sin duda, este ha sido el cónclave más seguido. Como periodista, ¿no cree que el Vaticano ha sucumbido al show mediático?

El cónclave se ha realizado en un momento de gran expectación. Todo el mundo ha hablado desde que se hiciera pública la renuncia de Benedicto XVI. Yo estoy muy contento con el debate suscitado, porque aunque ha habido aspectos negativos, nunca antes se había hablado tanto de la iglesia católica y del problema de la fe cristiana en los países occidentales. Esa atención ha traído a más de 5600 periodistas acreditados. Es verdad que una vez iniciado el cónclave no había mucho que contar, pero dada la presión mediática el portavoz Federico Lombardi no ha tenido más remedio que atender a los medios. Para él ha sido agotador y ha demostrado una paciencia infinita ante la ignorancia de alguna parte de los medios.