Vitoria. Como la casa de la película, hay unos almacenes en Vitoria que son una ruina. Se encuentran en el número 4 de la calle Alberto Schommer, con acceso por Zendaguren, y llevan años abandonados a su suerte. Hacía tiempo que el Consistorio gasteiztarra conocía del peligro del inmueble, gracias a las quejas vecinales, pero va a ser ahora cuando por fin le ponga solución. Los pabellones serán derribados, según ha comunicado el Síndico al ciudadano que hizo saltar la alarma en 2010 al advertir a la defensoría vecinal del problema de inseguridad que podía provocar el indecente estado del inmueble.
Si ha tardado tanto tiempo el Ayuntamiento en anunciar la demolición de los almacenes ha sido porque "era preciso obtener el consentimiento expreso de sus copropietarios" para ejecutar la medida. Y esa autorización se ha hecho de rogar. El expediente con la queja vecinal se abrió en julio de 2010, y en noviembre de ese año el Síndico emitió una resolución en la que informaba de que el Consistorio "estaba pendiente de llegar a una solución con los dueños". Ya se había realizado una inspección ocular y había sido desoladora: estaban desprendidos números ladrillos, partes del vierte aguas y del cargadero de las ventanas, y casi ninguna de éstas tenía ya cristales. También había un murete con peligro de caída y el interior del edificio lloraba su abandono, con el consiguiente posible problema de salubridad.
Desde entonces, la oficina del Síndico realizó diversas gestiones y requerimientos de información sin que el tema pareciera avanzar. El pasado mes de enero, el ciudadano envió un correo electrónico en el que volvía a reiterar la necesidad de tomar medidas. Con los temporales de lluvia y de nieve, y el propio paso del tiempo, el estado ruinoso de los pabellones había ido a más. Aquel mail fue clarividente. Un mes después, por fin llegaba la solución. Según informa el Síndico, el 28 de febrero los copropietarios de los almacenes entregaron formalmente el consentimiento para las labores de derribo, así que la maquinaria administrativa se ha puesto en marcha. Ya hay un proyecto para la demolición, que ha sido redactado por técnicos municipales y cuyo coste ha sido asumido por el Ayuntamiento. Ahora, se va a comunicar a los portales colindantes, así como al Consejo de Olarizu, que tienen a su disposición dicho proyecto el Servicio de Edificaciones. Y pasado el mes de información pública, podrá procederse a la licitación de la obra de derribo y adecuación del solar.
En su carta al ciudadano, el Síndico lamenta que la resolución del asunto "se haya demorado durante tanto tiempo" y garantiza que hará un seguimiento de los trabajos. Es el sello de Martin Gartziandia, entregado con pasión a su nuevo oficio.