Bilbao. Conlo de ACN estamos con la mosca detrás de la oreja. Hemos recibido decenas de quejas sobre la empresa, pero no existen denuncias". Así contesta Rubén Sánchez, portavoz de FACUA-Consumidores en Acción, cuando se pretende recabar información sobre American Communications Network, una compañía multinivel, que logra sus beneficios por la venta de productos a través de una cadena de distribuidores, los cuales se llevan una comisión. Ocurre que la principal fuente de ingresos de ACN proviene del pago de la cuota inicial de casi 500 euros para constituirse como Representante Independiente y formar parte de la red de vendedores gestada entre amigos, familiares y conocidos que funcionan como intermediarios de compañías de telefonía, gas y seguridad privada. Cada vez con mayor implantación en España, país que cuenta con 19.000 distribuidores, la compañía, que fue investigada en Francia, es observada con recelo y las autoridades no le pierden la pista por su presunta similitud de los negocios piramidales, absolutamente vetados.
"Nadie se hace rico en las compañías multinivel, únicamente sus fundadores", sostiene Rubén Sánchez desde FACUA. Sin embargo, desde ACN se traslada otro concepto. Con veinte años de antigüedad, fundada en Southfield, Michigan, (Estados Unidos), ACN asegura operar en 23 países con un "exitoso" modelo de negocio que se fundamenta según exponen en su página web en la "venta directa de servicios de telecomunicaciones", aunque también está presente en el mercado del gas y de la seguridad. Todos ellos, mercados en expansión, de ahí la atracción que genera en determinadas personas. ¿Qué tiene entonces esta compañía de particular para que las asociaciones de consumidores no le quiten el ojo de encima?
Modo de captación A pesar de la fuerte implantación internacional que se le supone a la empresa, son muy pocas las personas que tienen constancia de la existencia de la compañía, que tuvo problemas en Australia al emparejarla a un negocio piramidal. La multinacional resulta prácticamente desconocida porque sus responsables eluden publicitarse amparándose en que la inversión en marketing es inútil además de ser costosa. El método que emplea ACN, registrada en la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones, para abrirse paso en el mercado español se sostiene mediante la convocatoria de charlas informativas que, generalmente, se realizan en salas de hoteles. "El modo en el que se dan a conocer es mediante el boca a oreja, entre conocidos, familiares...", explica una persona que acudió a uno de sus encuentros convocada al calor de la confianza de un interlocutor, que le planteó una cita sin un motivo concreto a pesar de que el elegido preguntó sobre la causa de la invitación.
"A mí me llamó un conocido y me comentó que tenía algo para mí, pero no me explicó qué era lo que me ofrecía. Me dijo que no me lo podía plantear por teléfono, dándole misterio a la cosa. Me aseguró que tenía que ir a un lugar concreto porque no me lo podía explicar, que lo tenía que ver. Simplemente me citó para que fuera a una hora determinada al sitio fijado. Nada más". Otra persona con la que ha contactado este periódico y que también fue reclutada repite la idea sobre el procedimiento de acceso a la reunión. El gancho para atraer a más clientes y posibles distribuidores de ACN es siempre el mismo. No varía salvo por los lugares de encuentro. "Tiran de la confianza que uno tiene con el otro. De hecho, yo fui por deferencia hacia esa persona, pero claro, todo aquello me resultaba raro. Lo normal es que te comenten para qué vas, pero no te lo dicen aunque se lo pidas. Y eso que se supone que es una persona con la que tienes suficiente trato y confianza. Aún así se niegan a decírtelo", establece esta fuente, que prefiere mantenerse en el anonimato.
El discurso Ganada la confianza, la intriga es la hoja de ruta que conduce la puesta en escena del misterio que encierra ACN, promovida en España por Myriam de la Sierra, hija de los marqueses de Urquijo, en la cúspide de la compañía debido a sus ventas. De la Sierra ostenta el cargo de Vicepresidente Senior y asegura disponer de una red mundial de 300.000 vendedores. La presentación o representación de ACN sigue un patrón muy definido. El guión no admite renglones torcidos, nada de improvisaciones ni espacios para el azar. Apenas se introduce una coma donde existe un punto. El convocante, el que actúa como señuelo, presenta a los invitados que ha seducido a distintos miembros de la compañía antes de tomar asiento en una sala decorada principalmente con cartelería de la empresa. "Cuando llegué me presentaron a personas que luego participaron en la presentación. Te presentan a la gente de una manera un tanto exagerada, para hacerte ver que eres alguien, para que te sientas importante".
En lo posible, los que ofrecen la oportunidad de participar en las charlas tratan de contactar con personas que "a su vez conozcan a mucha gente" para que la cadena continúe y la red se extienda y amplíe su radio de acción. La sala donde se desarrolla la función la gobierna un proyector donde las cifras del negocio caen en cascada. "Se habla de poder obtener grandes beneficios, pero no se garantiza nada. Y la horquilla de los posibles beneficios resulta enorme. Desde cientos de euros a miles", recuerdan las fuentes consultadas por este diario. Sin embargo, antes, narran personas que asistieron a la reunión, convidados por el orador del acto, varios integrantes de la compañía se levantan, toman la palabra y dan a conocer a la concurrencia su situación en la empresa.
"Cada uno cuenta su historia, su experiencia. Dicen quiénes son y lo bien que les va desde que son parte de ACN". En el discurso, repleto de bondades, se expone a los asistentes, que escuchan sentados, la oportunidad de negocio que se abre ante ellos y se les subraya la fortuna que tienen de poder conocer una fórmula de indudable éxito si se trabaja duro. "La palabra dinero se repite de manera machacona y en tiempos de crisis eso funciona como reclamo", exponen las fuentes consultadas por este periódico. El vellocino de oro lo refuerza la dialéctica del maestro de ceremonias, que se resiste a poner luz sobre "los productos".
El producto Retirado el primero de una danza de siete velos, las mismas escalas que componen la empresa, el jefe de pista se emplea con la oratoria de la supuesta fortaleza de la compañía "los ingresos anuales de ACN han superado la impresionante cifra de 1.000 millones de euros y el crecimiento que experimenta cada año es constante", remarcan desde su web, para dar a conocer el producto. ¿Pero qué ofrece ACN, qué vende? Principalmente la posibilidad de convertirse en distribuidores de la compañía, que oferta servicios de telecomunicaciones como si se tratara de una tienda que realiza contratos de telefonía móvil, internet, etc...
A partir de ahí, que un distribuidor obtenga ganancias, -"beneficios residuales" según denominan en ACN-, se fundamenta en un exiguo porcentaje de las facturas de los clientes que cada uno sea capaz de hacer, así como en los bonos compensatorios que la multinacional otorga si se asciende en la organización. La proposición de la empresa viene a ser la siguiente según los testimonios de los asistentes: "Ganas dinero mientras otros consumen. Un negocio redondo en principio. Algo así te hace sospechar. Será legal, pero para mí no es muy ético. Más si cabe porque lo normal es lograr clientes entre familiares, amigos y conocidos. Lo ofrecen como si todo fuera color de rosa", argumenta una de las personas que asistió a la convocatoria. "He conocido a personas que estuvieron en negocios similares y aquello se parecía mucho", apunta con recelo otra de las personas que asistió a una de esas reuniones, unas concentraciones que se están multiplicando.
Aunque el atractivo del beneficio residual, algo así como ser rentista, suene muy bien, la realidad, tozuda, se opone. Las matemáticas niegan la mayor porque el porcentaje de ganancia se antoja ínfimo atendiendo al consumo de los clientes. De hecho, en los tres primeros niveles de un total de siete de la carrera de fondo que propone ACN, el beneficio que se logra sobre el gasto de la facturación de los clientes que se den de alta en la compañía se sitúa en el 0,25%. Realizando una extrapolación, el comercial obtendría 25 céntimos de euro por cada cien euros facturados por sus clientes. Según se apunta desde la empresa, ACN obtuvo 17,9 millones de beneficios en Europa durante el ejercicio de 2011.
Aunque lo de los "beneficios residuales" sostiene algo de poesía, se impone lo prosaico, así que el orador no tarda en establecer otra línea argumental, que es la que más interesa a la compañía una vez que ha viajado hasta los bajos fondos de la codicia humana. "Tratan de convencerte y te animan para que tengas tu propia red de distribuidores con el objetivo de subir en la jerarquía consiguiendo los bonos de captación". La ecuación es sencilla. Obtener la licencia para comercializar los productos de ACN como Representante Independiente supone un desembolso de 399 euros más IVA: 482,79 euros, una cantidad que va a parar a la compañía.
Como contrapartida, desde la empresa establecen que resulta sencillo recuperar la inversión siempre que uno, ya constituido como RI (Representante Independiente), sea capaz de "lograr en un plazo determinado que otras personas abonen la licencia y se sumen a la empresa. Evidentemente, si no lo consigues, olvídate de recuperar el dinero". Entonces, tras esa captación, que no es aparentemente tan fácil de concretar -"ya me dirás tú si le vas a decir a algún amigo para que suelte 482 euros diciéndole que se va a forrar con beneficios residuales", analiza una de las fuentes consultadas- desde ACN se argumenta "que serás obsequiado con 500 euros. Así que digamos que has logrado recuperar la inversión, pero en la práctica eso es muy complicado".
El contrato Después de adular al personal con un buen puñado de promesas sobre la gran oportunidad que dispone ante sí, es cuando los representantes de la compañía ofrecen firmar los contratos, en los que no "se pillan los dedos" porque en ningún momento garantizan beneficios. El articulo 23 del contrato de ACN así lo establece: "El RI (Representante Independiente) reconoce y acepta que no se le garantiza la percepción de ingreso alguno, obtención de beneficios o logro del éxito, y que ni ACN, ni su patrocinador le han dado, en ningún momento, garantías sobre los beneficios a obtener, ni han descrito los posibles ingresos que pudieran derivarse del trabajo como RI. El RI no manifestará, directa ni indirectamente, la posibilidad de que cualquier persona pudiese o fuese a ganar cualquier cantidad, bruta o neta, de dinero, ni que el patrocinio de otros RI pudiera obtenerse o contratarse fácilmente, o que todos o cada uno de los RI fuera a tener éxito".
todo atado La compañía, sin embargo, suspira por conseguir Representantes Independientes que coticen los 482,79 euros de la licencia, que debe ser renovada cada año por un cuantía de unos 170 euros al año. En su contrato tipo explica que "para poder ejercer como RI, no es necesario realizar compra o inversión inicial alguna, exceptuando el pago de la cuota por el Sistema de éxito del Team Trainer, por el cual el RI recibirá los siguientes productos y servicios de ACN: Sistema de éxito del Team Trainer: un completo paquete de información (incluyendo una guía), material de formación, documentos de marketing, entre otros; Licencia: esta otorga al RI el derecho de utilizar el nombre de ACN (en determinadas circunstancias) y promocionar el servicio de telefonía de la empresa a posibles clientes finales en donde ACN funciona; Servicios: con esto se hace referencia al uso ilimitado de determinados servicios de apoyo administrativo y contable que ACN proporciona, como, por ejemplo, el Servicio de Atención, dedicado a ofrecer apoyo comercial y operativo a los RI y sus negocios. Materiales y guías de marketing de ACN (...) etc...".
Una vez que ACN suma un Representante Independiente para la causa, la empresa huye de cualquier vínculo que lo emparente con él según se dicta en una de las numerosas cláusulas del contrato. "El RI será responsable de su propio negocio, es independiente de ACN y no tiene la calidad de socio, representante legal, ni empleado de ACN, ni de cualquier otra de las partes con las que ACN negociase o con quienes ACN tuviese relaciones contractuales. El RI no se presentará, bajo ningún concepto, como socio, representante legal o empleado de ACN, ni de cualquier otra de las partes con las que ACN negociase o con quienes ACN tuviese relaciones contractuales. El RI no será considerado empleado o socio de ACN a cualesquiera efectos legales o fiscales". Más próxima a la clandestinidad que al examen público, la multinacional se muestra refractaria frente a los flashes, los micrófonos o las grabadoras y a cualquier tipo de publicidad, en las antípodas del funcionamiento empresarial, ACN asegura en otro de los puntos del contrato que: "el RI no hablará, en nombre de ACN, ni acerca de sus productos o servicios, mediante artículos o entrevistas de televisión, radio o cualquier tipo de prensa, documento impreso o medio de comunicación sin que medie el consentimiento previo por escrito de ACN. Si alguno de los medios indicados más arriba se pusiera en contacto con el RI, este deberá remitirlo directamente a ACN". Un misterio.