Newtown. Las autoridades del estado de Connecticut aseguraron ayer que han obtenido suficientes pruebas para hacerse "una imagen completa" del tiroteo del viernes en una escuela de esta ciudad, que causó 27 muertos en Newtown. La tranquila localidad de EEUU intenta ahora recuperarse de una de las mayores masacre del país.
Ayer las autoridades también informaron de que las víctimas "han sido identificadas por los forenses" pero aún quedan algunos trámites para divulgar sus identidades, afirmó el teniente Paul Vance, de la policía estatal de Connecticut, durante una rueda de prensa.
Los investigadores lograron en la escuela y en la casa del autor (que mató allí a su madre) "pruebas muy buenas" para esbozar "una imagen completa de lo que ocurrió", añadió Vance, aunque rehusó dar detalles.
El portavoz policial tampoco quiso hablar aún sobre los posibles motivos del autor. Vance adelnató que una vez que los forenses concluyan una parte burocrática de su tarea, se divulgará una lista oficial con los nombres de todos los fallecidos, incluyendo el pistolero de quien todavía se desconoce su identidad de forma oficial. Los medios de comunicación lo señalaron que se trata de Adam Lanza, de 20 años, e hijo de una de las fallecidas.
El portavoz policial aseguró que la subdirectora de la escuela, la única persona que resultó con heridas, está evolucionando bien y será "clave" en la investigación.
Los hechos Algunos testigos dijeron que el autor entró en la escuela rompiendo un cristal. Vance explicó que se ha establecido que los empleados de la escuela "no le dejaron entrar voluntariamente", pero tampoco ofreció más detalles.
Sí confirmó que todas las armas que tenía legalmente la madre del autor (dos pistolas y un rifle, todas ellas semiautomáticas) fueron encontradas en la escena.
Las autoridades enviaron a Newtown un equipo especial de especialistas de un hospital de New Haven, también en el estado de Connecticut, para ayudar a los habitantes de esta ciudad a afrontar el enorme choque emocional que ha supuesto la matanza.
Unidos tras la tragedia La localidad estadounidense amaneció ayer con sus habitantes conmocionados por la pérdida de 28 de sus vecinos, una tragedia que se proponen afrontar unidos aunque algunos admiten que "nada volverá a ser igual" después de este suceso.
"Querría decirles a los niños que la vida no es así, que esto no ocurre normalmente, pero curarse va a costar mucho, y nunca lo lograremos del todo porque este lugar ha sido golpeado de una forma tan horrible que nada volverá a ser igual", dijo Marsha Moskowitc, antigua conductora del autobús escolar del colegio afectado.
Debido a su puesto en la escuela primaria de Sandy Hook, que desempeñó desde 1999 hasta junio pasado, Moskowitc, de 56 años, conocía a muchos de los 20 niños que el viernes murieron en el tiroteo, y, emocionada, dijo de ellos que eran "estupendos, adorables, amables, encantadores".
Velas y flores cerca de la escuela, una bandera confeccionada con los nombres de los fallecidos o carteles colocados en las tiendas y las casas con mensajes ponían de manifiesto el dolor de la comunidad.
"Estoy aquí para ayudar a cualquiera que lo necesite. Este lugar es muy familiar y lo que afecta a una persona afecta a todos los demás", dijo Marcy Benítez, dueña de una tienda para niños que asegura recibir mensajes de apoyo en su cuenta de Facebook de lugares como Australia o Reino Unido.