DONOSTIA. Según han informado a EFE fuentes del la Asociación para el Estudio y la Conservación de la Fauna Marina (Ambar), al parecer problemas burocráticos han impedido que el cuerpo de este rorcual común sea trasladado al Principado, aunque no se descarta que su esqueleto pueda recalar finalmente en el museo de Luarca, transcurridos tres o cuatro años desde su inhumación.

Las citadas fuentes han explicado que el cetáceo, un macho joven de 23 toneladas y 16,5 metros de longitud, fue retirado de la playa de La Concha esta madrugada por dos grúas de gran tonelaje que aprovecharon la bajamar para subir la ballena a un camión en el que fue trasladada a un paraje cuyo emplazamiento no ha sido revelado por motivos de seguridad.

Está previsto que el animal, que a tenor de su delgadez podría encontrarse enfermo, sea sometido mañana mismo a una necropsia por expertos de Ambar que tomarán muestras de sus órganos para investigar las causas de su muerte, tras lo que será enterrado.

El rorcual común, también conocido como ballena de aleta, es la segunda ballena más grande del planeta después de la azul, ya que puede llegar hasta los 27 metros de longitud.

La semana pasada, el cadáver de otra ballena, de más de quince metros, fue hallado en la playa Las Fuentes, del pueblo de Santillán (San Vicente de la Barquera).

El último gran cetáceo varado en la costa guipuzcoana fue un cachalote de unos quince metros que apareció muerto en la playa de Zarautz el 26 de agosto del año pasado y cuyo cuerpo también fue enterrado con la idea de que su esqueleto pueda ser expuesto e investigado en el futuro.