Vitoria. La capacidad que tiene un bosque para abastecer de combustible a las calderas de los pueblos cercanos no es para nada despreciable. Sin talar ni un sólo árbol, sólo limpiando la maleza, como por otra parte se ha hecho desde siempre hasta que esta práctica cayó en desuso, se pueden obtener miles de toneladas de maderas, y ya hay estudios que lo demuestran.

El navarro valle de Sakana, limítrofe con el este de Álava, encargó un informe a la empresa Lurgeroa que diera pistas sobre la posibilidad de alimentar los edificios municipales con biomasa. A finales del pasado mes de septiembre llegaron los resultados. Los bosques de Urbasa y de Aralar son capaces de generar 15.732 toneladas anuales de madera no comercial, ramas y troncos muertos que hasta la fecha no tiene aprovechamiento alguno.

Sakana cuenta con una estructura geográfica relativamente similar a la de Kuartango, y aunque quizá disponga de una mayor y más densa masa boscosa, también es un valle con una mayor presencia humana que en el caso alavés, con municipios ya de un tamaño considerable, como el de Alsasua. El estudio incluye los montes de esta localidad, y los de Arbizu, Arruazu, Bakaiku, Dorrao, Etxarri Aranatz, Iturmendi, Lakuntza, Lizarraga, Olazti, Uharte Arakil, Unanu, Urdiain y Ziordia, ya en la muga con Álava, todas ellas localidades que cuentan con planes de ordenación de montes.

En el estudio encargado a Lurgeroa se concluye que cada tonelada de madera obtenida del monte costará 32,7 euros, al 30% de humedad. De estos, 24,4 euros corresponden a las labores de apeo y saca; 4,9 euros se invertirían en el transporte, y otros 3,4 serían necesarios para llevar a cabo la labor de astillado.

El proyecto es muy parecido al que planean en Kuartango, pues como explicó el presidente de la Mancomunidad de Sakana a DIARIO DE NOTICIAS, el objetivo es evitar la dependencia energética de la zona, abastecer de calor más barato a los edificios públicos, y en última instancia crear empleo que evite el éxodo a la ciudad.

El estudio explica además que la biomasa en forma de astillas es muy competitiva en materia de precios. Según cálculos de abril de 2011, el kilovatio hora sale a 2 céntimos si se utiliza esta fuente de energía, mientras que la electricidad supone 14 céntimos, el gasóleo 9,9 céntimos y el gas natural 5,1 céntimos.

Con estos datos sobre la mesa queda patente que las energías renovables van superando una de sus grandes pruebas, la económica, frente a recursos más consolidados, pese a que la nueva política energética del Gobierno central ha puesto en serias dificultades a industrias como la eólica. En el caso de la biomasa, a su rentabilidad hay que sumar planes de ayudas como el del EVE, que en 2011 subvencionaba la compra de una caldera para este tipo de combustible con alrededor de 9.000 euros.