Vitoria/madrid. La empresa Nuclenor, que explota la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), ha explicado que entregará los documentos que determinen el futuro de la central al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) "dentro del plazo" exigido por el organismo y que termina este miércoles 7 de noviembre.

Según fuentes de la compañía, entre "el día de hoy -por ayer- y mañana -por hoy-" se estudiará la situación y los documentos se entregarán dentro de la fecha exigida. "A pesar de que se trataba de un plazo exigente, Nuclenor va a cumplir con el compromiso adquirido con el CSN", indicaron.

El pasado mes de septiembre Nuclenor confirmaba que no iba a solicitar la renovación de la explotación de Garoña a la espera de que se le aclarara la "incertidumbre regulatoria" del sector. La empresa propietaria de la planta burgalesa envió entonces un escrito al Ministerio de Industria en el que señalaba su desconocimiento sobre cómo le afectaría a la central las nuevas condiciones que podrían establecerse para la actividad de generación nuclear. En el texto se aseguraba que, en caso de que se "despejaran las incógnitas en torno a la viabilidad económica de la planta, Nuclenor podría solicitar la renovación".

Ante esta misiva, el Pleno del CSN (Consejo de Seguridad Nuclear), único organismo competente en materia de seguridad nuclear y protección radiológica en España, pidió a Nuclenor, subsidiaria de las multinacionales eléctricas Endesa e Iberdrola, que comparten su accionariado al 50%, la presentación de los documentos formales sobre la declaración de cese definitivo de explotación de la central nuclear y remitió a la compañía una Instrucción Técnica Complementaria (ITC) en la que se solicitaban los documentos de expropiación de la central. El Consejo puso de plazo hasta el 7 de noviembre para que Nuclenor comunicase su decisión.

Al respecto, la pasada semana, la presidenta del CSN, Carmen Ten, daba por hecho el cese de explotación de Garoña y señalaba que el Consejo "estaba esperando" los informes. Ten también señalaba que el cierre definitivo se produciría en julio de 2013. Ahora bien, todo lo dicho aún podría encontrar el rescoldo adecuado con el que avivar las llamas de una hipotética continuidad de la planta nuclear. De hecho, y pese a las evidencias que apuntarían hacia el final de la amenaza atómica, lo cierto es que existen nuevos discursos que incluirían hasta dos ofertas de grupos industriales interesados en prorrogar la actividad de la planta.

Se trataría de dos apuestas diferentes. Una, según apuntan los rumores, de la patronal de las industrias del metal en comprar Garoña. La hipotética adquisición en este caso obedecería a la necesidad de obtener energía barata, ya que este sector económico es un gran consumidor de electricidad. En principio, la llamada Confemetal (Confederación de Organizaciones Empresariales del Metal) estimaría la opción de pujar en el caso de que la planta se vendiese o saliese a subasta, circunstancias ambas posibles, ya que en el caso de un hipotético cese de la producción, la infraestructura se convertiría en un activo al que se le podría sacar rendimiento.

Otra, se correspondería con el interés de un grupo de inversores del propio sector eléctrico, que querrían hacerse con la titularidad de la planta para producir electricidad y venderla a la red. Incluso, en este punto, ya se habla en los mentideros sobre la posibilidad de solicitar la ampliación de la vida útil de la central hasta que cumpliese los 60 años.