enrique conde
iruñea. Una serie de circunstancias perversas (la niebla baja e intensa, el rocío de la mañana, la velocidad inadecuada, un derrape fatal...), en fin, una cadena de desgracias terminó ayer con una tragedia mayúscula en la autovía A-21, que conecta Iruñea con Sangüesa, Yesa y Jaca. En la prolongada pendiente que brinda el descenso del puerto de Loiti, superada la localidad de Izco y a la altura de Aldunate, un vehículo Opel Astra que conducía un joven de Sangüesa arrolló mortalmente a otros dos jóvenes de Lizarra, operarios que realizaban en la calzada estudios de permeabilidad del firme de la carretera. Llevaban cuatro días trabajando en el lugar.
El turismo terminó empotrándose contra la parte trasera de la pick up o ranchera de los operarios y el golpe acabó también con la vida del conductor del turismo, Mikel Bello Cía, de 26 años y de Sangüesa. Por su parte, los dos trabajadores, que realizaban su tarea con un panel luminoso que indicaba a los coches que circulaban en sentido Jaca que el carril derecho se encontraba cortado por los trabajos y obligaba a cambiarse de carril, son vecinos de Lizarra, deportistas y operarios de la empresa Geea Geólogos, firma a la que había subcontratado los estudios la empresa concesionaria de la Autovía del Pirineo. Sus nombres son Xabier Flores del Redal Martínez de Espronceda, de 24 años, y José Almendros Gómez, Chechu, de 23 años.
Estaban colocados entre el panel luminoso situado en el carril derecho y la ranchera de la empresa que tenían situada pocos metros más adelante. ¿Cómo pudieron ser arrollados por el turismo? Las causas del accidente las estudia la brigada de Atestados de la Policía Foral pero las primeras hipótesis y las marcas en la carretera apuntan a que el turismo que conducía Mikel Bello no se percató de la obligación de cambiarse de carril hasta encontrarse muy cerca de la señal luminosa. A esa falta de visibilidad contribuyó la niebla que a esas horas apenas dejaba ver a los vehículos a una decena de metros y la velocidad importante a la que circulaba el turismo.
Al parecer, y según declaró el consejero de Fomento, Luis Zarraluqui, que se desplazó hasta la zona del accidente, también existió una incidencia de la mala suerte, del suelo deslizante, ya que el coche pudo patinar al cambiar al carril izquierdo y el conductor perdió el control. Tras el atropello, lanzó los cuerpos por encima de la bionda de la autovía y el coche no frenó todavía. Acabó por empotrarse contra la puerta trasera de la ranchera de Geea Geólogos y el Opel Astra que conducía Mikel Bello terminó tras el impacto mirando al sentido contrario al que circulaba.
Como consecuencia del accidente, el sentido Jaca de la Autovía del Pirineo (A-21) estuvo cortado en este punto durante dos horas y media.