vitoria. El euskera se va abriendo poco a poco camino entre la población inmigrante adulta. Conocer esta lengua es un paso determinante en la integración de este colectivo en la sociedad vasca y abre puertas de cara a encontrar un puesto trabajo. Prueba de ello es que en Vitoria cada vez son más los que demandan esta formación. Sin ir más lejos, este año 17 personas acuden a los cursos de acogida lingüística para inmigrantes que subvenciona HABE dentro del programa Aisa.
Las clases se imparten en el polideportivo de Landazuri y la demanda es tan grande que se podría abrir un segundo grupo, probablemente en el centro cívico Judimendi, ya que hay una lista de espera de 10 personas que se han inscrito fuera de plazo, según informaron fuentes del Ayuntamiento gasteiztarra. La mayor parte de ellos son latinoamericanos, seguidos de los alumnos de origen magrebí, que es el segundo colectivo más numeroso que se apunta a aprender euskera. El reparto entre hombres y mujeres es equilibrado y la edad media es de 36 años.
Durante el curso, se trabajan temas que permitan un mejor conocimiento de la sociedad: los saludos, los números, la familia, la escuela, el transporte, la salud, el deporte o el mercado. Los ejercicios se centran en el vocabulario correspondiente a dichas áreas así como en la comprensión básica de la lengua de forma que puedan leer sin problemas rótulos y carteles.
De este aumento en el interés por aprender euskera también se han dado cuenta en Kira, la Coordinadora de Inmigrantes y Refugiados de Álava. "Hay gente que tiene claro que quiere quedarse aquí a vivir, y que prioriza incluso el aprendizaje de la lengua vasca al castellano", explica Mireya Perea, responsable de esta organización.
Consciente de esta situación, y de que no toda la demanda quedaba satisfecha con el programa Aisa, el pasado año se puso en marcha con la colaboración de la Diputación Foral de Álava la iniciativa Embajadores de la Cultura Vasca, por la que los participantes, uno por cada asociación, tienen acceso de forma gratuita a un curso en el euskaltegi.
Sin embargo, su continuidad este curso es todavía una interrogante. Los problemas inherentes a la situación de los inmigrantes -contratos cortos que les obligan a cambiar constantemente de trabajo, incluso de lugar de residencia- complican su asistencia a las clases de euskera, por lo que no han sido capaces de formar un grupo. Perea, sin embargo, se muestra convencida de que finalmente se conseguirá.