vitoria. Las labores específicas que se le encargaron al grupo especial de la Policía Municipal de Vitoria desde su creación podrían haber durado seis meses. La unidad, conocida por sus siglas GPA (Grupo de Prevención y Apoyo), ideada para prevenir la delincuencia y fomentar la seguridad ciudadana desde la proximidad en los barrios más conflictivos de la ciudad, como Casco Viejo, Aldabe y Coronación, o en zonas como los aledaños de Santa Bárbara -donde conviven personas con complicados perfiles personales-, ha dejado de hacer la labor concreta para la que fue concebida. Según fuentes policiales consultadas por este diario, tal circunstancia se produce desde hace alrededor de tres semanas, tiempo en el que la carga de trabajo de esta agrupación ha cambiado sustancialmente. Desde entonces, según los citados portavoces, los números y mandos que conformaban la agrupación -una treintena, aproximadamente- se encargarían de realizar las labores de patrulleros tipo en otras zonas de la ciudad. En su lugar, en los citados polígonos, la vigilancia recae en patrullas normales.

Los partes de servicio de la comisaría de Aguirrelanda son concisos al respecto. Revelan que, en las asignaciones de misiones elaboradas por la Jefatura, las zonas específicas objetivo de los integrantes de GPA recaen ahora en patrullas normales de seguridad ciudadana. "Ésa es la realidad", indican portavoces del sindicato ErNE en la Guardia Urbana. Pese a tales evidencias, desde el equipo de gobierno municipal, portavoces de la edil de Seguridad Ciudadana, la popular Marian Castellanos, indicaban ayer mismo a este rotativo que el grupo en cuestión funciona normalmente. Sin embargo, el matiz, aunque sutil, en este caso puede ser determinante, ya que las fuentes consultadas en el cuerpo reconocen que la unidad sigue trabajando, aunque no en las labores específicas determinadas en su creación. "Evidentemente, no es culpa de ellos. Les han quitado carga de trabajo", reflexionan desde la citada central, específica y profesional en el ámbito de los diferentes cuerpos policiales de la CAV.

Esta situación vaciaría de contenidos la unidad impulsada por la actual concejal de Seguridad Ciudadana, que impulsó el grupo GPA como sustituto de la UOS, grupo de elite creado a su vez por el anterior edil responsable del área, el socialista José Manuel Bully. No es un secreto que entre ambas personalidades hubo sonoros encontronazos en sede municipal y que la supresión de la unidad del citado, pese a obtener unos resultados alabados incluso por el actual primer edil, Javier Maroto, era una decisión factible con la llegada del Partido Popular al Gobierno local.

Sea como fuere, la unidad GPA entró en escena en abril como una de las medidas estrellas de la actual dirección política del cuerpo. La intención en aquellas fechas era conformar un grupo especializado en trabajar en la prevención y alejar los principios "intimidatorios" que, al parecer, caracterizaban la forma de actuar de la UOS (Unidad Operativa de Seguridad). El grupo, con formación específica en la Academia de la Policía Vasca de Arkaute, partió con 28 agentes, un suboficial y tres agentes primeros, que estaban encargados, en un primer momento y entre otras cosas, de velar de jueves a domingo por la seguridad de los gasteiztarras en aquellas zonas susceptibles de incrementar el número de transeúntes llegados a ellas por motivos de ocio nocturno, por ejemplo.

Las bases fundacionales de este grupo incluían las patrullas a pie siempre que fueran posibles y una especial atención para evitar el menudeo de estupefacientes. En ese sentido, en el momento de su puesta en marcha, se indicó desde el Ayuntamiento que la forma de actuar de los agentes de la unidad incluiría controles de personas y coches, identificaciones y cacheos para descubrir drogas o armas blancas. Todo ello podría estar en el aire.