Se cumplen estos días 30 años del descubrimiento de las pinturas murales de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Alaitza. Fue en el año 1982 cuando en el transcurso de unas obras se realizó este hallazgo que, en cierto modo, completaba el de las pinturas de la vecina iglesia de San Martín de Tours, de Gazeo, realizado una quincena de años antes. Así, Alaitza, por una parte, confirmaba la idea de que las iglesias medievales de la Llanada estaban habitualmente pintadas, por dentro y por fuera, tal y como ocurre en Arbulo, Añua, Heredia, Etura, Argandoña o Kiltxano, costumbre ésta que se prolongó en el tiempo, en algunos casos hasta el siglo XVIII. No se debe olvidar que la imagen de la iglesia medieval con la piedra desnuda que ha llegado hasta hoy día es totalmente falsa. En el pasado, todas las iglesias se pintaban tanto por dentro como por fuera. Posteriormente, el Concilio de Trento impondría un modelo de templo católico en el que primaban los cuadros y los retablos, con imágenes excesivamente barrocas, a las que se les atribuía la capacidad de transmitir un determinado estilo de fe religiosa. En definitiva, las modas cambiaron y las pinturas murales fueron destruidas o, simplemente, se ocultaron al encalarse las paredes. En otros casos más afortunados, como son los de Gazeo, Alaitza o Añua, las pinturas quedaron ocultas por los retablos.
Por otra parte, las pinturas de Alaitza no tenían nada que ver con las de Gazeo, aunque se enmarcan en el mismo espacio temporal, el tercio central del siglo XIV. En efecto, mientras las de Gazeo se inscriben en el llamado gótico lineal y presentan una temática ortodoxamente religiosa, las de Alaitza tienen un estilo único, arcaizante y enigmáticamente esotérico. Mientras que en las pinturas de Gazeo se narra la vida de Jesucristo y el Juicio Final, en las de Alaitza se contemplan una serie de escenas de la vida cotidiana de aquellos tiempos, con las particulares circunstancias bélicas que se vivían en el momento de su realización. Además, frente a la policromía y el realismo figurativo de Gazeo, Alaitza presenta unas figuras esquemáticas monocromas, en tonos rojizos.
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Alaitza es un edificio de dos naves. La más antigua data el siglo XIII. La otra, paralela a la primera, es también medieval pero, al parecer, está edificada con posterioridad. En cualquier caso, está reconocida como elemento de singular relevancia dentro del Camino de Santiago, calificado como Bien Cultural.
El cascarón del ábside y los arranques de la bóveda del prebisterio están decorados con pinturas de ramajes estilizados, animales y figuras humanas en escenas y posturas sorprendentes, con un contenido ideológico, en palabras de la recordada historiadora Micaela Portilla, de difícil interpretación. Destacan las representaciones de asedio y defensa de un castillo y otras escenas de lucha, en las que los guerreros participantes en ella utilizan arcos -alguno, incluso, ballestas- o se protegen con escudos. Otros personajes portan ofrendas, algunos caminan con báculos rematados en cruces y algunos, incluso, aparecen en posturas obscenas. Aparecen también iglesias con campanarios y pórticos con arcos, que recuerdan los de algunas miniaturas altomedievales, entre ramas y diversos animales, reales o fantásticos. Todo un mundo insólito desplegado entre bandas de tallos curvados, motivos geométricos y mazonerías fingidas.
Algunos investigadores han apuntado a la relación de estas figuras con la Orden del Temple y con las rutas de peregrinación a través de la Llanada. Sin embargo, la citada Orden había sido ya disuelta para las fechas en las que se hicieron las pinturas. Los peregrinos, por su parte, aparecen en las pinturas de Alaitza. Otras teorías apuntan hacia la posibilidad de que su temática general esté relacionada con las circunstancias vividas en la Llanada en esas fechas del tramo central del siglo XIV.
En ese tiempo se vivían los prolegómenos de la Guerra de los Cien Años, que se inició en 1332. La Península Ibérica vivió un episodio colateral de este largo conflicto, con la guerra civil de Castilla en la que el rey Pedro I fue despojado del trono y asesinado por su hermano bastardo Enrique de Trastámara. Los ingleses apoyaron al rey legítimo castellano, Pedro I, mientras que los franceses harían lo propio con el de Trastámara. El rey de Navarra, Carlos II, se alió con Pedro I a cambio de que le fueran devueltos los territorios navarros arrebatados por Alfonso VIII en 1200. Fruto de estas circunstancias, la expedición que, encabezada por el príncipe Eduardo de Gales, heredero de la Corona inglesa, conocido como el Príncipe Negro, por el color de su armadura, y formada por guerreros ingleses, navarros, gascones y castellanos fieles a Pedro I, irrumpió en la Llanada, avanzando hacia el sur y venciendo a los franceses y castellanos rebeldes, al mando del mercenario bretón Bertrand Duguesclin en las cercanías de Nájera el 3 de abril de 1367. Parece bastante plausible la idea de que las pinturas de Alaitza pudieran ser realizadas, dada su temática y su estilo, por algún miembro de las tropas inglesas acantonadas en esta zona de la actual Álava.
La Cuadrilla de Salvatierra, consciente del valor que supone este extraordinario patrimonio, lideró la iniciativa de la Junta Administrativa y de la parroquia de Alaitza de promover un proyecto para la instalación de una iluminación apropiada que posibilitase la contemplación de las pinturas. De esa manera, y contando además con aportaciones financieras de la Diócesis de Vitoria y de la Fundación Iberdrola, así como del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, este domingo, coincidiendo con la celebración del 30 aniversario del descubrimiento de las pinturas, se estrenará oficialmente la nueva iluminación.
La jornada de conmemoración está organizada por el Ayuntamiento de Iruraiz-Gauna, municipio al que pertenece Alaitza, y por Eusko Ikaskuntza. Los actos comenzarán a las diez de la mañana con una disertación sobre las pinturas del profesor José Javier López de Ocáriz, de la Universidad de La Rioja. Mientras, en el exterior, tendrá lugar un taller para niños. A continuación, intervendrá la investigadora de la UPV Urkiri Salaberria, con una charla que lleva el inquietante título de ¿A qué sabía la manzana de Eris? La semántica del patrimonio inmaterial en el espacio culinario. A las 14.30 horas se celebrará una comida popular en el restaurante Señorío de Alaitza, seguida de un concierto a cargo del grupo Swing apur, please. En palabras del alcalde de Iruraiz-Gauna, Fernando Pérez de Onraita, "con la celebración de esta jornada se persigue reconocer la labor de aquellas personas que descubrieron estas pinturas e hicieron todo lo posible por conservarlas, así como el de conocer un poco más su peculiaridad".
Misterio resuelto Uno de los misterios de la Asunción reside en una inscripción que recorre el ábside bajo las pinturas. El enigma de su contenido quedó resuelto en 2007 con el trabajo Aportaciones a la interpretación de la inscripción del ábside de la iglesia románica de Alaiza, realizado por Salvador A. Mollá i Alcañiz. Según éste, la inscripción, de época gótica y escrita en latín, a pesar de presentar bastantes caracteres semiborrados, puede leerse como "...tum salutiferum gustandum dedit... Mortis... tempore. Erue... miseranter (¿?)... ut urat undique gehena - (...o salutífero dio a gustar... en tiempo... de muerte. Libra... compasivamente... que abrase por todas partes el infierno)". Al parecer el texto, escrito en minúsculas, presentaría la primera letra, desaparecida, y la última, A, en mayúsculas. La primera parte de este texto descifrado fragmentariamente, coincide con la antífora del oficio de Corpus Christi, que dice "Fructum salutiferum gustandum dedit Dominus mortis suae tempore - (Fruto salutífero dio a probar el Señor al tiempo de su muerte)". Así pues, se trataría de una inscripción de tipo eucarístico, cuya relación con las pinturas abre nuevas vías de investigación.
Por último, cabe señalar que la Oficina de Turismo de la Cuadrilla de Salvatierra organiza visitas guiadas a las iglesias de Alaitza, Gazeo y Añua.