ZARAGOZA. Un estudio realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) confirma que un consumo moderado de cerveza diario -330 ml para mujer y 660 ml para hombre- mejora la respuesta inmune del organismo contra patógenos externos, responsables del desarrollo de enfermedades infecciosas.
En la investigación participaron 57 adultos sanos, de entre 25 y 50 años, y consumieron cerveza con cuatro o cinco grados de alcohol, de forma moderada y diariamente durante un mes.
Así lo ha explicado Ascensión Marcos, directora del Grupo de Inmunonutrición del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Nutrición del CSIC, que ha dirigido esta investigación que se ha presentado en el XIV Congreso de la Sociedad Española de Nutrición, que se celebra estos días en Zaragoza.
En una entrevista con Efe, ha comentado que la combinación de los más de cien nutrientes que contiene la cerveza -agua, cebada, lúpudo- origina en el organismo un aumento de determinadas células, como los linfocitos T, que ayudan a mejorar la respuesta inmune del organismo.
Los linfocitos T son unas células inmunológicas que ayudan a destruir microorganismos invasores; protegen al cuerpo de bacterias específicas; destruyen virus y, además, actúan como reguladores del sistema inmunológico.
"Esto quiere decir que el sistema inmunológico está más activado y puede eliminar mejor un patógeno de cualquier tipo, que son los que originan las enfermedades infecciosas", ha indicado.
Por otro lado, además de mejorar el sistema inmunológico, el consumo moderado de alcohol, es decir una lata de cerveza para la mujer y dos para el hombre, produce también un "efecto cardioprotector".
Durante la investigación, ha señalado Marcos, se comprobó que estas personas presentaban un descenso del LDL -colesterol malo- y un aumento de los niveles de HDL, - colesterol bueno-, un biomarcador que podría evitar la formación de placas de ateroma.
"El consumo moderado de cerveza contribuye a aumentar los niveles de HDL, encargado de transportar el colesterol malo hacia el hígado, y evita la aparición de enfermedades cardiovasculares", ha señalado.
Se comprobó también en la investigación como los participantes presentaban una mejora significativa de hematíes, hemoglobina y hematocrito, especialmente las mujeres.
La falta de estos parámetros, ha recordado Marcos, provoca ausencia de hierro y vitaminas del grupo B, es decir "una anemia".
En este sentido, la directora de la investigación ha recordado que estos efectos positivos para la salud se presentan siempre que el consumo sea moderado, ya que una ingesta excesiva, es decir en torno a seis latas, anularía todos los beneficios y perjudicaría al organismo.
"Está comprobado en muchos estudios que cuando hay un exceso de alcohol lo que produce es el efecto contrario: bajan las defensas, los parámetros inmunológicos y aumenta el colesterol y los triglicéridos", ha resaltado.
Por último, la investigación ha concluido también que el consumo de cerveza no engorda, porque la aportación calórica es inferior al de otras bebidas alcohólicas.
De hecho, una caña de cerveza de 200 mililitros aporta 90 kilocalorías, un porcentaje "muy pequeño" comparado con la ingesta calórica diaria recomendada, que ronda las 2.000 calorías para las mujeres y las 2.500 para los hombres.
Durante el mes en el que se consumió cerveza, los participantes no registraron ningún aumento de peso ni de masa corporal.