LOS damnificados por el cierre sin previo aviso de la academia Edutek se enfrentan a un futuro muy negro. El caso en cuestión reedita los hechos que han convertido esta circunstancia -la de la desaparición fulgurante de este tipo de instituciones de aprendizaje y estudio tras las vacaciones estivales- en todo un clásico. No en vano, la hemeroteca recuerda los dramas vividos por los sufridores con los cierres de la academia Opening, con oficinas en prácticamente todo el Estado, o con la de Argi, quiebras que atraparon a un buen número de clientes. Ahora bien, lo sucedido con la citada compañía en Vitoria seguiría parámetros más complicados que hacen que intentar recuperar el dinero invertido en una formación que no se recibirá sea un ejercicio casi utópico.
Según la información adelantada por este diario hace unos días, el cierre por sorpresa de Edutek -firma con seis años de experiencia y sedes en Vitoria, Bilbao San Sebastián, Madrid y Zaragoza- ha dejado a medio centenar de damnificados, que habrían invertido en cursos en la academia entre 1.400 y 2.000 euros. En la mayor parte de los casos los pagos se habrían hecho por adelantado en gran medida y en metálico o a través de fórmulas de transferencia o similares, que incluirían hasta créditos personales para sumar el dinero requerido. Según los datos aportados por fuentes de EKA-OCUV (Organización de Consumidores Vascos), la citada entidad descartaba créditos vinculados a la prestación del servicio, es decir, a través de fórmulas de financiación orquestadas entre la academia, una determinada institución de ahorro o de crédito y el titular de la matrícula. Estas fórmulas facilitan que el perjudicado, por ejemplo, pueda dejar de pagar las mensualidades de un crédito ligado a un curso en el caso de que la academia desaparezca o la formación en cuestión se evapore. Pero con Edutek, eso parece difícil. Ha desaparecido con el dinero adelantado. Sin avales ni garantías y, por ejemplo, sin un simple e-mail alertando del cierre de la persiana en el caso de Vitoria.
Dadas las circunstancias, José Luis Segura, uno de los portavoces de la citada organización de consumidores, aporta pistas que podrían seguir los damnificados en busca de la recuperación de su dinero perdido. Éstas son escasas y pasarían obligatoriamente por la senda judicial. La primera opción sería una demanda que, casi con seguridad, derivará en autos que darán la razón a los demandantes. Hasta ahí, nada raro. Lo que ocurre es que la hipotética recuperación del dinero pasaría, inexorablemente, por el patrimonio o los fondos que pueda aportar la academia. Y no hay pistas de que los tenga. Precisamente, este diario ya adelantó que los damnificados en la capital alavesa -ayer se reunieron por primera vez para tratar de hacer fuerza- preparan ya una denuncia colectiva por presunta estafa ante los juzgados.
La segunda opción no mejora la primera. Consistiría en sumarse como parte al Concurso de Acreedores que, al parecer, solicitó hace meses Edutek. El resultado, en cualquier caso, será el mismo. Todo dependerá de la solvencia y del patrimonio de esta academia, especializada, hasta que desapareció del mapa, en la formación de sus alumnos para preparar distintas oposiciones para lograr un puesto en la Administración -Educación, Justicia o Sanidad, entre otros-.
La clave, por lo tanto, para no volver a reeditar lo que ha pasado con Edutek es armarse de paciencia y adoptar la cautela y la precaución como mejores defensas a la hora de contratar los servicios de academias de enseñanza que, por desgracia, se han convertido en un sector problemático en la relación con sus usuarios.
Consejos prácticos Al respecto, desde EKA-OCUV se recomienda acudir al Departamento de Educación del Gobierno Vasco para comprobar si la entidad que se contrata y el curso que se elige están homologados. Tampoco está de más acudir a foros y redes sociales en Internet para descubrir posibles irregularidades o a otros foros, como el Registro Mercantil, con el fin de comprobar que la academia es seria. "Es un sector que da problemas", explica el Segura. Por supuesto, a la hora de contratar cualquier servicio, hay que intentar pagar por meses o a través de un crédito de consumo vinculado a la prestación de un servicio. Nunca habrá que pagar por adelantado. Si la academia no ofrece esas posibilidades, "es mejor prescindir de ella", indica Segura.