Vitoria. No sólo los fantasmas se ocultan tras una sábana. Los estancos alaveses vistieron ayer de esta forma al tabaco. El objetivo no era asustar a su clientela, sino animarles a preguntar por las nuevas exigencias que se barajan en Europa y que, tal y como se ha anunciado hasta ahora, podrían prohibir las máquinas expendedoras, obligar a usar cajetillas similares para todas las marcas y no mostrar el producto al público. El miedo a que estas nuevas trabas puedan llevarse a efecto motivó esta primera protesta, a la que estaban llamados unos 500.000 puestos de venta de todo el viejo continente. No se descartan nuevas movilizaciones, con las que se esperan, esta vez sí, que la Comisión Europea se eche a temblar.
"No sé qué es lo que buscan. No sé si pretenden que en los medios de comunicación se hable de esto y no de otros temas más importantes, pero al final siempre se tira del tabaco", lamenta el presidente de la asociación de estanqueros de Álava, José Luis Etxebarria.
Estas nuevas medidas, aún en estudio en Bruselas, se incluyen en una directiva europea que contempla nuevas exigencias para la venta de tabaco. Las más llamativas son que se prohibiría tener expuesto el producto al público, las cajetillas serían prácticamente las mismas para todas las marcas, ampliando las imágenes dedicadas a las advertencias sanitarias, también se suprimirían o se sería más exigente con las máquinas expendedoras de tabaco -y, por tanto, se podría decir adiós a comprar cajetillas a deshoras-, y se eliminarían los tabacos con sabores, como por ejemplo los mentolados o de vainilla.
Las medidas, similares a las ya implantadas en Australia, se vienen anunciando desde finales del año pasado para toda la UE, pero a mediados de agosto se confirmó que se avanzaba en esta línea. Y, de hecho, se apuntaba a otoño para concretar la apuesta, que los estancos esperan ya para el próximo 11 de septiembre.
A la protesta de los estanqueros, realizada en todo el país y en Europa, estaban convocados los 90 establecimientos alaveses. La idea acordada era cubrir el tabaco con sábanas, para así informar a los clientes de las medidas que estudia la Comisión Europea. "El consumidor debe enterarse de lo que planean. No tiene ningún sentido. No hay evidencias de que ocultar el tabaco reduzca el consumo. En Canadá ya se implantaron medidas similares en 2008 y las estadísticas reflejaron un aumento de dos puntos en la tasa de fumadores", explica Etxebarria.
Para este propietario, la medida, dirigida a acotar la publicidad del tabaco y a cambiar los hábitos del consumidor, es una traba más que se suma a una larga lista. En su opinión, "en lugar de poner más obstáculos deberían plantearse prohibir el tabaco. Pero no lo hacen porque hay una doble moral. Las instituciones se llevan en torno al 80% de los beneficios de la venta".