Vitoria. En una sociedad hipersexualizada que explota el morbo y el lado más publicitario de lo carnal, donde el erotismo es el pan nuestro de cada día, y donde hasta hay muñecas que visten minifaldas de cuero y zapatos de tacón, existen personas que declaran no sentir deseo por nadie. Se denominan asexuales, un término aún desconocido, adoptado por aquellos que no experimentan excitación sexual, y que por motivos de identidad, acuñaron esta palabra para describir su condición. De hecho, algunos han optado por considerar la asexualidad como una nueva tendencia y otros, más atrevidamente, la han llamado la primera revolución sexual del siglo XXI.

La máxima representación de este movimiento se halla en un sitio en Internet denominado Asexual Visibility and Education Network (AVEN), -fundado en 2001 por David Jay-, una comunidad virtual que se ha extendido por todo el mundo como foro de intercambio. Tres de cada cien personas del planeta se declaran asexuales, es decir, no practican sexo, pero no porque hayan optado por el celibato, es decir por cuestiones éticas o morales. "Soy virgen porque no me interesa tener sexo con ningún hombre ni ninguna mujer. Soy un hombre y tengo 27 años. Respeto a los demás sus opciones, así que respeten la mía", dice un testimonio recogido en esta web.

De hecho, no existen unos criterios estrictos que determinan quién es o no asexual ya que nadie experimenta esta identidad sexual de la misma manera. Además, las personas que se engloban dentro de este nuevo movimiento consideran que prescindir del coito no significa renunciar a la pareja. De hecho, los asexuales también se pueden enamorar. Según los testimonios recogidos en AVEN, estos individuos sienten las mismas necesidades emocionales que el resto de los humanos y son capaces de formalizar relaciones de pareja. De hecho, defienden que el enamoramiento no tiene por qué conllevar el contacto físico, al tiempo que mantienen que no tener actividad bajo las sábanas no es un concepto nuevo ya que siempre ha habido y habrá matrimonios sin sexo.

Existen pocos estudios científicos dedicados a la asexualidad, y algunos de ellos han llegado de la mano del científico Anthony Bogaert, de la Universidad de Brock (Ontario, Canadá). Un estudio británico que analizó 18.000 encuestas de personas sobre su vida sexual y donde el 3% de los encuestados respondía que "nunca se había sentido atraído por ninguna otra persona", fue el dato que impulsó a Bogaert a analizar el fenómeno. También el Kinsey Institute realizó un informe sobre este asunto y concluyó que "los asexuales se caracterizan por un escaso deseo pero no por represión sexual".

Los especialistas han detectado algunos trastornos, como el deseo sexual hipoactivo, que pueden parecer lo mismo que la asexualidad, pero no lo son. "Muchas personas con síntomas crónicos de esta carencia total de deseo se ajustan a la definición de la asexualidad. Sin embargo, algunos asexuales tienen impulsos sexuales y obtienen placer de ellos, pero simplemente no desean incluir a otras personas en sus actividades privadas", concluye Bogaert. "La mayoría de las personas con el trastorno no lo tiene de por vida, sino que lo desarrolla en algún momento después de haber sido previamente sexual. Además, el trastorno se puede diagnosticar y provoca dificultades interpersonales, algo que no les sucede a quienes eligen voluntariamente no jugar debajo de las sábanas y son así felices", concluye.