Vitoria. El calendario marcaba el 19 de noviembre de 2009 y la mujer, que se encontraba en la calle Logroño, se dirigió a la plaza de Simón Bolívar. Para salir de allí no le quedaba más remedio que encarar el descenso a través de unas escaleras poco fiables, así que se dispuso a ello con toda la atención que sus 76 años le permitían. El paso que quedaba libre entre los puestos del mercado que ese día abarrotaban el recinto era muy estrecho y no había barandilla. Además, la escalera se encontraba en mal estado, con desconchones y huecos, de manera que sobrevino el accidente. Tropezó con uno de los escalones e inició una atropellada y larga caída que concluyó con un sonoro topetazo contra una farola situada justo al pie del último peldaño. En primera instancia, el revolcón se cobró una fractura de tobillo que la impidió moverse del sitio hasta que su marido acudió a socorrerla. Él pidió una ambulancia que la evacuó inmediatamente a Urgencias del Hospital de Santiago y allí la lista de lesiones se incrementó de manera exponencial: fracturas en muñeca izquierda y tobillo derecho, esguince del otro tobillo y dolores generalizados provocados por las múltiples contusiones alojadas en cada esquina del cuerpo. La semana pasada, el Juzgado de lo Contencioso Administrativo, falló a favor de la mujer, que había denunciado al Ayuntamiento por el mal estado de la plaza y en contra del Consistorio, que se resistía a pagarle una indemnización. Finalmente cobrará 16.769 euros, de los cuales 13.769 correrán por cuenta de la firma aseguradora que cubre las contingencias municipales. La sentencia que le da la razón es firme y no admite recursos.

Las lesiones tardaron 292 días en sanar. De ellos, 250 los pasó impedida para afrontar sus quehaceres cotidianos. Cuando los médicos le señalaron el punto final de los tratamientos, tuvo que asumir las secuelas: limitación de movimientos en la muñeca izquierda y esguince crónico en el tobillo derecho. Como es habitual en estos casos, reclamó una indemnización al Ayuntamiento y el Departamento de Hacienda se la denegó, de manera que acudió a los tribunales. La juez encargada del proceso, tras escuchar a los testigos, escudriñar las fotos que el marido de la víctima tomó en el lugar y analizar el contenido de los informes médicos, llegó a la conclusión de que la mujer merecía ser indemnizada. Además, de la valoración conjunta de las pruebas concluyó que no sólo quedaba debidamente acreditada la realidad del aparatoso accidente, "sino que la causa de la misma fuera el estado lamentable por otra parte de las escaleras existentes en la plaza de Simón Bolívar, teniendo en cuenta además la estrechez de los escalones y que muchos de ellos presentaban desconchones y roturas en sus bordes, lo que desde luego era susceptible de producir no sólo la caída el mismo día de la recurrente, sino de otra mujer una hora después, que motivó la actuación del servicio de mantenimiento del Ayuntamiento de Vitoria para reparar al día siguiente dichos desperfectos".