Vitoria. Los recortes en la enseñanza están haciendo mella en la escuela rural alavesa, un sector que si bien siempre ha padecido las consecuencias de la falta de recursos, pasa ahora por su momento más delicado. A la inestabilidad del profesorado y a las instalaciones deficientes que tienen que soportar algunos centros se suma ahora el problema del transporte escolar. La aplicación estricta de la normativa que regula el derecho a un traslado gratuito ha motivado que cerca de medio un centenar de niños de entre 2 y 16 años se hayan quedado sin autobús para el próximo curso.
La voz de alarma la daba a comienzos de esta semana el Ayuntamiento de Zuia. Educación acababa de comunicar a las familias residentes en los pueblos de Bitoriano, Sarria y Amezaga que a partir del próximo curso deberían buscarse la vida para llevar a sus hijos a la escuela o al instituto de Murgia. Al parecer, según sus cálculos, la distancia que les separa de su centro de referencia no excede de los dos kilómetros en el caso de los alumnos de Primaria, y de los cuatro kilómetros en el caso de los estudiantes de Secundaria. En la práctica, la decisión supone que los menores deberán realizar la ruta andando, por caminos sin zonas para peatones, ni semáforos ni iluminación suficiente.
Sin embargo, Zuia no es el único municipio que ha recibido por parte de la Delegación de Educación una notificación similar. También en Aramaio 14 niños han estado a punto de quedarse sin transporte escolar, ya que la última medición realizada situaba sus domicilios a 1,2 kilómetros de la escuela, y no a 3,5 kilómetros, como constaba hasta ahora. Afortunadamente, en esta ocasión la Administración sí que dio su brazo a torcer. "Hicimos un informe en el que se mostraba que hacer el trayecto andando suponía una riesgo elevado para los alumnos, ya que tenían que caminar por carreteras sin arcén ni pasos de peatones", explican desde la escuela pública de Aramaio.
De momento en Zuia no han tenido la misma suerte, aunque hoy mantendrán una reunión con la Delegación de Educación para tratar de reconducir la situación con el fin de que no se aplique, como reclaman tanto las familias como el propio Ayuntamiento, una normativa pensada para las ciudades y no para los pueblos. "No es lo mismo dos kilómetros en Vitoria, donde tienes transporte público, que aquí", denunciaban esta semana desde la AMPA de Virgen de Oro, el colegio al que acuden los alumnos a los que se les niega el transporte.
Así las cosas, no es el único obstáculo con el que se ha topado la escuela rural de cara al próximo curso. Educación ha decidido adecuar el mapa escolar para ahorrar recursos. La reorganización ha tenido consecuencias directas en la población escolar de entidades locales pertenecientes a Vitoria como Oreitia, Askartza, Villafranca, Arkaute, Arkaia, Aberasturi, Cerio, Estibaliz, Ilarraza, Matauco y Andullo, que por proximidad acudía a la escuela de Dulantzi y ya no lo podrá hacer. A partir de ahora tendrán que matricularse en centros de la capital alavesa ya que a la Administración le sale más barato. Lo mismo ocurre con los que residen en Subijana, Gometxa, Zumelzu, Zuazo, Mendoza o Aríñez, que ta no tendrán prioridad para ir a Nanclares, como hasta ahora.
Además, desde los pueblos siguen denunciando las carencias de siempre, como la elevada movilidad del profesorado o el uso bastante recurrente de instalaciones prefabricadas para solventar la falta de plazas. En Murgia llevan ya cinco años esperando a que se construya la nueva escuela, situación similar a la que viven en Nanclares o Dulantzi, a la espera de su instituto.