La crisis entiende de orígenes y de nacionalidades. No en vano, se ceba con especial virulencia en los eslabones más débiles de la sociedad, y esos, ahora, son los inmigrantes que tratan de buscarse la vida entre los alaveses. Según los datos consultados por este diario, la tasa de paro de los ciudadanos extranjeros ha crecido, pero a una velocidad que asusta. En concreto, su desempleo ha pasado del 17,8% en 2007 al 31% en 2010. Este tremendo incremento del 74% en tan sólo tres años y a falta de conocerse la evolución correspondiente a 2011, ofrece una idea del panorama desolador que padecen los extranjeros afincados en la CAV.

La última panorámica difundida por el Observatorio vasco de la Inmigración, Ikuspegi, ilustra un grave deterioro de la situación laboral para este colectivo. No obstante, también se dan diferencias internas en el seno de la inmigración en función de los países de origen. Todas las procedencias se sitúan en unas tasas de paro muy superiores a las que padece la población autóctona, salvo los llegados de China, que tan sólo presenta un índice del 5,3%.

Al margen de los datos vinculados al gigante asiático, los inmigrantes que muestran mejores indicadores de empleo son los argentinos, chilenos y uruguayos, con un 18,9% de desempleo. El resto de las procedencias gira en torno a un 31% de paro salvo en el caso de los africanos, cuyo índice se dispara hasta situarse en cifras superiores al 50%. Así, el Magreb presenta una tasa del 51,3% de desempleo, Senegal el

Para buscar las razones de semejantes cifras, hay que escarbar en la situación administrativa de los inmigrantes, ya que ésta condiciona en gran medida sus opciones de trabajar y de mejorar en el ámbito laboral. Lógicamente, los sin papeles trabajan en condiciones pésimas, sin contrato en la mayoría de los casos. Por ello, la tramitación del permiso de residencia es considerada "clave" por Ikuspegi para reducir el porcentaje de empleos sin contrato.

Estudios universitarios Además resulta destacable que mientras la tasa de ocupación de la población inmigrante desciende, su formación académica aumenta. En la actualidad, un 8,2% de este colectivo carece de preparación, un 28,7% acredita estudios primarios, un 35,4% secundarios, un 9,6% profesionales y un 18,2% posee estudios universitarios. Con respecto al año 2007, se observa un aumento de las personas con estudios universitarios, que pasan de un 14,9% a un 18,2%.