DEPORTISTAS acusados de doparse para demostrar su inocencia, empresas que quieren saber si un candidato miente en su currículo o qué empleado ha robado material, gobiernos para limpiar de agentes corruptos sus cuerpos policiales, parejas que pretenden aclarar una infidelidad... A pesar de que se ha dado a conocer en los programas de televisión, el uso del detector de mentiras traspasa la pequeña pantalla, pero ¿es realmente eficaz? Varios expertos opinan sobre la validez de la polémica máquina.
Edmundo Rodríguez > magistrado
"No hay ni una sentencia que se haya basado en el polígrafo"
Para el magistrado Edmundo Rodríguez dar por bueno el resultado de una prueba poligráfica es una auténtica cuestión de fe. "Te lo puedes creer o no, como te puedes creer que la virgen de Fátima apareció o que hay extraterrestres, pero me temo que ahora mismo en este tema los jueces son muy descreídos", adelanta. Prueba de ello, dice, es que "no hay ni una sola sentencia absolutoria o condenatoria en España que se haya basado en la prueba del polígrafo. Eso significa que no es una prueba en absoluto definitiva. Es mucho más importante lo que diga un perito, un documento o unos testigos". Aunque estos puedan mentir. "En el caso del testigo es creerte que lo que dice es verdad o no. En el caso del polígrafo es lo que dice alguien que una máquina ha dicho sobre lo que dice alguien. Digamos que el acto de fe es doble".
En países como Estados Unidos es habitual presentar pruebas poligráficas en los juicios, pero Rodríguez no parece partidario de importar esta práctica. "Hay países donde le dan relevancia a las ordalías, al juicio de sangre, donde el juramento tiene valor como prueba, pero en el nuestro no está tasado el valor de una prueba de esta clase. Al contrario, se sabe que pruebas periciales absolutamente técnicas pueden ser puestas en cuestión con lo que se llama la regla de la sana crítica por los tribunales, que pueden decir que se creen lo que dice un perito, en vez de lo que dice otro. Imagínate en un tema como este, donde es absolutamente discutible si tiene validez o no".
A pesar de su escepticismo, el magistrado no niega que la prueba del detector de mentiras "pueda ser un elemento más para tener en cuenta". De hecho, él la admitiría, aunque le concedería "muy poco valor". "Si alguien está ejercitando su derecho de defensa y quiere traer una prueba de polígrafo, está en su perfecto derecho, igual que si quiere traer a un sacerdote para decir que en su pueblo es el tío más caritativo del mundo o como si vienen veinte testigos a decir que es encantador y amante de sus hijos. Si tengo pruebas de que ha cometido un delito por otro lado, le voy a condenar igual o le voy a absolver si no las tengo. Son pruebas que te pueden ayudar para hacerte la idea de cómo es la persona, pero no para determinar si dice o no la verdad".
Federico Camarero > abogado
"No tiene prácticamente ninguna validez en un juicio"
"La prueba del polígrafo no tiene prácticamente ninguna validez en un juicio". Así de rotundo se muestra el abogado vizcaíno Federico Camarero como prolegómeno a su argumentación. "En caso de que la pida un juzgado o la parte acusadora respecto a un acusado, no puede tener ninguna validez porque va en contra de los derechos del acusado a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable", explica.
Ni siquiera si el inculpado accediera motu proprio a someterse al detector de mentiras, el resultado sería determinante. "A la hora de presentar un testigo o de que el propio acusado quiera someterse voluntariamente a una prueba de este tipo, tampoco los juzgados lo tienen en consideración porque no la consideran totalmente fiable", indica el letrado. De hecho, subraya, "no es una prueba que asegure al cien por cien que alguien esté diciendo la verdad o no. Puede dar falsos positivos y ante la duda, presunción de inocencia", recuerda.
Dado el escaso peso que tiene ante un tribunal, Camarero advierte a quien contrata este servicio para esclarecer un hurto en su empresa. "Confirmar a través de un polígrafo que alguien ha realizado esa actuación daría lugar a unas diligencias penales por el robo o hurto y a un despido. En ninguno de los dos casos esa prueba va a tener validez en el juzgado. Si alguien pretende despedir a un trabajador basándose exclusivamente en la prueba del polígrafo, no le va a servir para nada en un juicio", insiste. No obstante, admite que "podría ser un dato más a tener en cuenta para recabar luego más pruebas".
Respecto al uso de la llamada máquina de la verdad para seleccionar personal, el abogado precisa que lo fundamental es el cuestionario. "Si me preguntan con un polígrafo si he trabajado en otra empresa o tengo un determinado curso, eso no vulnera mi intimidad. Ahora, si me preguntan si estoy embarazada o sindicado o sobre mi fe religiosa, por supuesto que vulnera la intimidad, aunque también la vulneraría sin polígrafo", aclara.
Patricia Rubio > poligrafista
"La tele ha dañado mucho la imagen de la prueba poligráfica"
Consciente de las suspicacias que genera la conocida como máquina de la verdad, la poligrafista colombiana Patricia Rubio, que trabaja para la empresa Omnis en Bilbao, culpa de esta falta de credibilidad a su uso en la televisión. "En España es como un show porque nunca se hacen esa cantidad de preguntas y solo tienen que estar dos personas en la prueba. Es algo televisivo, que tiene que impactar, pero no es verídico y ha dañado mucho la imagen de la prueba poligráfica", censura.
Tampoco esta experta es partidaria de utilizar este instrumento para aclarar posibles infidelidades, aunque este ha sido precisamente el motivo de las consultas que ha atendido en la capital vizcaína. "Son personas de clase media alta a las que no les importa pagar lo que sea para saber si la pareja les ha sido infiel, pero yo no estoy de acuerdo porque el polígrafo no es para eso. Para mí es algo más empresarial, de investigación", reconoce Rubio, para quien "hay un desconocimiento total". "Se piensa que yo siento a alguien y el polígrafo me dice si miente, pero no es así. Es el poligrafista el que tiene que manejar la parte psicológica de la persona a nivel de entrevista y de las preguntas que haga".