donostia. La familia Losa Ocáriz se reunirá hoy con el alcalde donostiarra, Juan Karlos Izagirre, después de que el martes una comisión judicial no hallara ningún vestigio biológico en el panteón en el que creían que estaban los restos de su hermana, Rebeca Losa Ocáriz, dada por muerta al poco de nacer. El caso de esta niña es uno de los centenares que tramita en Gipuzkoa SOS-Bebés Robados, la asociación que investiga la desaparición, entre las décadas de los años 40 y 80, de niños que supuestamente habrían sido arrebatados a sus madres nada más nacer y que sólo en Euskadi afectan a unas 600 familias. La exhumación de este féretro, la primera ordenada por un juzgado en Gipuzkoa y la segunda en el País Vasco, fue practicada el pasado martes en el cementerio de Polloe de San Sebastián y, tras conocerse que en su interior no había "restos biológicos", ha disparado las incógnitas sobre este caso, que se remonta al año 1977. A diferencia de otras sospechas en numerosas provincias en el Estado, el caso de la hermana desaparecida de la familia Losa Ocáriz alberga numerosas incógnitas y una base legal para que la Justicia prosiga con las investigaciones que lleven a encontrar a la familiar robada.

Una representación de la familia que integran el matrimonio Lasa Ocáriz y sus nueve hijos acudirá mañana al Ayuntamiento de San Sebastián acompañada por representantes de la asociación SOS-Bebés Robados, para dar a conocer su caso al máximo mandatario donostiarra. Según informaron la portavoz familiar, Cecilia Lasa Ocáriz, al término del encuentro se dirigirá a la prensa para dar cuenta de lo tratado en esta reunión.