vitoria. El proyecto de la planta incineradora de Zubieta no es el único que ha sido paralizado (aunque sea temporalmente) en los últimos tiempos, ya que Asturias y Barcelona acaban de renunciar a la construcción de dos nuevas infraestructuras de estas características. A diferencia de Gipuzkoa, en ambos casos las decisión no ha estado motivada por cambios políticos, sino por órdenes judiciales y modificaciones en el modelo de gestión.

El caso más reciente es el de Asturias, donde hasta la semana pasada se preveía construir una incineradora para tratar 420.000 toneladas de basuras anuales. El lugar elegido era Serín, una pequeña población que ronda los 300 habitantes y en la que se ubica el vertedero central de la zona.

Este basurero recibe una media de 671.000 toneladas de residuos al año y, en vista de que estaba a punto de saturarse, el anterior Gobierno asturiano decidió construir una incineradora.

Sin embargo, y aunque el proyecto se licitó en verano, nunca se llegó a gestar porque sus impulsores no tuvieron en cuenta que la posibilidad de construir una incineradora no estaba contemplada en el Plan autonómico de Gestión de Residuos, tal y como denunciaron los opositores de la infraestructura.

Esta circunstancia llevó a dos concejales de IU y Equo a presentar sendos recursos en el juzgado de lo contencioso-administrativo número 1 de Oviedo, y éste les otorgó la razón. Según el fallo, el plan de gestión de residuos aludía al término valorización, pero no contemplaba la posibilidad de construir una incineradora porque "una cosa no implica la otra, no son sinónimos".

La sentencia judicial dada a conocer el pasado día 23 anula la decisión de la construcción de la planta y, como consecuencia, el Consorcio de Residuos de Asturias (Cogersa) se ha visto obligado a dar marcha atrás y cancelar el proyecto de Serín. La polémica está por supuesto servida y las discusiones se centran ahora en cuantificar las consecuencias económicas que ha supuesto el fallido proyecto.

Catalunya La segunda incineradora que no verá la luz es la del área metropolitana de Barcelona. El proyecto fue concebido el pasado año y se incluyó en el Plan Territorial de Infraestructuras de Residuos Municipales.

Pero en verano, la Agència de Residus de Catalunya (ARC), impulsora del proyecto, dio marcha atrás y comunicó que había decidido cancelar sus planes al considerar que "las circunstancias actuales, tal vez, no hagan necesaria una incineradora".

El director del organismo, Josep María Tost, dio su particular versión de los hechos. Argumentó que el volumen de basura se ha reducido considerablemente a causa de la crisis y el aumento de la recogida selectiva, que el año pasado supuso el 40%.

"Se ha abierto un nuevo escenario por la construcción de ecoparques; el incremento de la tasa de reciclaje que practican los ciudadanos; y el descenso que han experimentado por la crisis los residuos industriales y de la construcción", explicó para justificar la suspensión del proyecto.