Vitoria. Los cinco opositores al Tren de Alta Velocidad (TAV) participantes en los disturbios de Urbina no ingresarán en prisión pese a las penas que solicitaba el Ministerio Fiscal. El Juzgado de lo Penal número dos de Vitoria ha condenado a cinco de ellos, Imanol Madariaga, Aitor Aspuru, Ekaitz Lotina, Justo Arriola y Julio Martín, a siete meses de prisión y a una multa de 120 euros por un delito de desórdenes públicos. Paralelamente, la sentencia contempla una pena de un año de internamiento para Pablo Remírez, que también deberá indemnizar con 815 euros al ertzaina al que golpeó en la espalda. De esta manera, al no superarse en ningún caso los dos años de cárcel, ninguno de ellos ingresará en prisión, aunque sí pasarán a tener antecedentes penales.

Los hechos juzgados tuvieron lugar el 17 de enero de 2009, día en el que AHT Gelditu! convocó una manifestación de protesta contra el TAV en Urbina. Concluida la concentración, que se desarrolló de manera pacífica, una parte de los asistentes se reunió en un descampado de la localidad junto a los terrenos en los que se construían las infraestructuras del Tren de Alta Velocidad con la intención de acceder a las mismas. El fallo judicial indica que estas personas se organizaron en grupos que, "actuando con ánimo de atentar contra la paz pública", obedecían las indicaciones de unos individuos que, con silbatos, dirigían sus movimientos. Finalmente, partiendo de diferentes puntos, convergieron sobre la plataforma por la que discurren las vías, "contraviniendo las órdenes expresas de los agentes de la Ertzaintza presentes en el lugar".

Estas personas no sólo hicieron caso omiso de las advertencias de los agentes sino que "profirieron insultos contra los mismos y les lanzaron objetos contundentes, entre otros piedras". Acto seguido, cortaron con barricadas de tablones el acceso a la plataforma donde se estaba ejecutando un puente.

Los altercados se prolongaron desde las 13.48 hasta las 14.45 horas. Una vez finalizados, los ertzainas procedieron a la identificación de varias personas que habían sido detenidas. A su regreso a la localidad de Urbina, mientras los agentes trataban de determinar quiénes habían sido los cabecillas de la revuelta, Pablo Remírez, que según el fallo también formaba parte de los grupos que ocuparon las instalaciones, propinó un fuerte golpe en la espalda a uno de los policías, que sufrió una fuerte contusión.