PRIMERO fue el cambio de milenio. Más tarde llegaron los vaticinios de Nostradamus y la colisión de un objeto cósmico contra la Tierra, que iba a producirse en 2003. Ocho años después, sin embargo, el planeta sigue vivo, aunque afectado por una crisis global. Pero una nueva profecía apocalíptica se encuentra al acecho una vez más: el 21 de diciembre de 2012.

Aunque este oscuro augurio se preste a chistes y gracias de todo tipo, el asunto podría agravarse en la medida que se vaya acercando esa fecha. Porque, según alertan los expertos en prevención de sectas, detrás de estos anuncios catastrofistas se esconde "una amalgama" de personas y movimientos dispuestos a aprovecharse de la credulidad del prójimo. Desde situaciones de manipulación psicológica hasta intromisiones en la privacidad y usurpación de bienes. Incluso la eterna intención de algunos de lucrarse a costa de quien sea.

"No es ninguna tontería", advierte Juantxo Domínguez, presidente de la Asociación para la Prevención de la Manipulación Sectaria (REDUNE). En su opinión, el año pasado recibieron "mucha información" sobre situaciones sospechosas que tenían que ver con este fenómeno. "Nos tememos que esta historia va a ir a más este año y que incluso podría convertirse en un tema de seguridad pública", afirma. Porque en algunos lugares de Francia y Catalunya, así como en Latinoamérica, ya han comenzado a organizarse multitudinarias peregrinaciones a puntos geográficos que supuestamente se salvarían del hipotético cataclismo. Y con ello resurge el temor a los suicidios colectivos, tal y como confirma Domínguez.

Internet

Vaticinios agoreros

Una simple búsqueda en Internet sirve para darse cuenta de la cantidad de páginas web, foros y comentarios existentes en torno a inminentes hecatombes. Desde devastadores tormentas solares y colisiones planetarias hasta guerras nucleares y catástrofes naturales. Vaticinios agoreros que se están viendo incrementados en la medida que se acerca el 21 de diciembre de 2012, una fecha indicada por el calendario maya como punto de inflexión hacia un cambio de ciclo, según apuntan estas voces. Listas de alimentos de supervivencia, instrucciones para construir búnkeres y teorías pseudo-científicas se entremezclan en estos portales que llaman a prepararse para la llegada del apocalipsis.

"Prepara y organiza quedadas, caminatas, planes de evacuación y todo tipo de eventos con personas de tu misma comunidad autónoma", invita en una página de estas Jonathan del Bosque, impulsor del Grupo de Supervivencia de España 2012 (GSE 2012). "Hoy somos más de 3.000 y muchos estamos repartidos por toda España", añade el gurú. Varios internautas que afirman proceder de municipios como Irun, Errenteria y Bilbao, entre otros, respondieron en su día esta envenenada invitación.

"Aquellos que creyeron a este hombre se han quedado colgados, porque hace año y medio se marchó de España después de haber hecho pingües beneficios a costa de sus seguidores", según relata Domínguez. El cebo no era otro que la necesidad de construir búnkeres para poder salvarse del cataclismo en ciernes, para lo que se solicitaban aportaciones económicas.

En opinión del presidente de REDUNE, un "totum revolutum" de grupos fraudulentos creados en torno "a la salud personal, las nuevas terapias y el esoterismo", además de colectivos ufológicos, se han sumado al carro de quienes anuncian la cercanía del fin del mundo. "Con esa justificación, están haciendo el agosto a todos los niveles. Puede que también aquí", avisa.

Sin ir más lejos, los habitantes del pueblecito occitano de Bugarach, en Francia, han visto cómo los alrededores del municipio se llenan de visitantes convencidos de encontrar la entrada a una nueva dimensión en la montaña rocosa que se alza sobre la población. Su alcalde incluso tuvo que salir a la palestra pública para mostrar su miedo a una avalancha humana decidida a pasar en Bugarach el supuestamente fatídico 21 de diciembre. No muy lejos de Languedoc, en el Vallespir catalán, también se ha registrado un fenómeno similar: sectas apocalípticas se están instalando allí para no sucumbir al fin del mundo.

"Es difícil saber si son sectas o no", analiza Domínguez, quien añade: "Lo sean o no, lo grave es que esta cuestión puede crear un problema de manipulación psicológica, de seguridad de la privacidad y de abuso del patrimonio".